La Mancomunidad del Sureste cumple veinticinco fructíferos años de existencia. El trabajo en común desarrollado por los tres municipios constituye una referencia de las cosas bien hechas -con objetivos claros, planificación y evaluación de resultados-, que trasciende mucho más allá de la Comunidad Canaria. Como prueban distintos reconocimientos y el papel de vanguardia en el impulso de un desarrollo sostenible, es decir, respetuoso con el medio ambiente, generador de economía y puesto al servicio de los hombres y mujeres de la comarca.
La Mancomunidad, surgida en el año 1990, dio un impulso más a la tarea que ya habían iniciado los ayuntamientos democráticos surgidos a finales de los años 70 del pasado siglo; unas corporaciones responsables, junto al compromiso y el esfuerzo de la ciudadanía, de profundas transformaciones en la calidad de vida de una zona hasta entonces tan olvidada como depauperada.
Y los alcaldes de entonces, de los que todos y todas somos en cierta medida deudores, tuvieron la audacia y la inteligencia de aunar fuerzas para que el desarrollo sostenible fuera marca reconocible de nuestro quehacer cotidiano. Y lo hicieron mucho más allá de las promesas y los discursos. Con actuaciones y hechos palpables. El ilusionante proyecto, tras la configuración de la Mancomunidad del Sureste hace ahora veinticinco años, tuvo su primera plasmación práctica en la puesta en marcha de la desaladora y de la depuradora para la comarca. Luego vendrían la adhesión a la "Carta de las Ciudades Europeas hacia la Sostenibilidad", más conocida como "Carta de Aalborg", o la creación de una Feria del sureste que año tras año mueve decenas de miles de personas y se convierte en escaparate de múltiples actividades económicas. Estoy convencida de que, desde la Mancomunidad, desde el marco unitario que hemos generado, debemos insistir en la orientación que hemos dado a nuestro trabajo.
Apostando por la suficiencia energética desde el compromiso con las energías renovables para cuyo desarrollo contamos con las mejores condiciones; así mismo, avanzando hacia la soberanía alimentaria, para lo que es preciso que desde todas las instituciones se considere al sector primario, no como un sector marginal, sino como elemento económico esencial -que protege el paisaje y genera productos de gran calidad- que merece todos los apoyos.
Jugando un papel relevante, en estos tiempos de profundas transformaciones sociales y económicas, como motor y modelo de cambio, estimulando la economía y la creación de empleo.
Estos días toca celebrar el cumpleaños de una institución que ha desarrollado una tarea exitosa en su cuarto de siglo de existencia; agradeciendo el trabajo desempeñado por el personal de la institución.
Y, como no nos conformamos ni queremos acomodarnos, lo haremos desde el convencimiento de que la senda en el periodo próximo no puede ser otra que la de la permanente superación.
Construyendo colectivamente una sociedad participativa. Equilibrada social, económica y medioambientalmente. Por y para las personas de la comarca, de Gran Canaria y de Canarias.
Hoy, conmemorando los 25 años de la Mancomunidad del Sureste, estamos también celebrando y cimentando el futuro.
(*) Presidenta de la Mancomunidad del Sureste y alcaldesa de Santa Lucía de Tirajana
