La Provincia - Diario de Las Palmas

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Una mañana perdida en la carretera

Mi nombre es Héctor Pérez, soy estudiante del Grado en Arquitectura en la Universidad de las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), impartido en el Campus de Tafira. Para mí, al igual que para cientos de estudiantes de la comarca Norte, las recientes obras en el túnel de Tenoya están suponiendo graves perjuicios, debido a las interminables colas que estamos sufriendo.

Como cualquier otro estudiante, comienzo la jornada universitaria a las 8.30 horas, para ello y en circunstancias normales, me sería suficiente con salir 40 minutos antes de esta hora para poder llegar a tiempo de una manera tranquila. Sin embargo, y debido a dichas obras, me veo obligado a salir de mi casa desde las 6.30 horas (por lo que supone levantarse una hora antes para poder prepararme y estar listo), para tratar de evitar coger tanta retención o que al menos circule de una manera más fluida, cosa que no es siempre posible.

A menudo para realizar el trayecto Gáldar-San Andrés (rotonda donde se encuentra el restaurante Pepe Chiringo) tardo hasta 40 minutos, casi el cuádruple del tiempo que invertía con anterioridad al comienzo de las obras.

Aun así, saliendo con dos horas de antelación suelo encontrarme las retenciones al término del último puente, coincidiendo con la desviación a Moya o con suerte un poco más avanzada por la zona del Pagador.

Si no hiciera esto, la cola que comienza desde el túnel Julio Luengo me afectaría desde mitad de los puentes de Silva; y, además, de una manera más estática, puesto que conforme avanza el tiempo cada vez son más los coches que se incorporan por lo que ralentizan la circulación. Es más, en numerosas ocasiones los pequeños accidentes de tráfico que puedan ocurrir debido al para y arranca de los vehículos, hacen totalmente imposible llegar a nuestros destinos a la hora requerida.

Todo ello repercute directamente de manera negativa sobre la vida de un estudiante, dado que además de la jornada presencial que debemos cumplir en la Universidad, hay otra gran carga de aprendizaje que corre a cargo nuestro, lo que ello implica en numerosas ocasiones estar estudiando hasta altas horas de la madrugada. Y si, a esto hay que añadirle el tiempo de descanso que nos quitan las retenciones, nuestras horas de sueño se ven drásticamente reducidas. Con el consecuente déficit de atención que esto supone, afectando y repercutiendo de una manera negativa sobre nuestra formación.

Son totalmente legítimas y comprensibles las mejoras y adecuaciones que quieran llevarse a cabo en la vía, pero deberían preverse los daños que estas puedan ocasionar, y más en plena hora punta de entrada al trabajo o comienzo de la jornada laboral, puesto que las retenciones que estamos sufriendo, si bien son temporales, recuerdan a las sufridas por nuestros padres hace 15 o 20 años, cuando las conexiones con la capital de la isla eran más precarias.

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