Como presidente del Real Club Náutico de Gran Canaria me veo en el desagradable deber de desmentir las afirmaciones torticeras y falsas del Sr. Valencia publicadas en el diario LA PROVINCIA / Diario de Las Palmas del sábado día 7 del presente mes. Pero antes de entrar en materia desearía transmitir algunas consideraciones personales.
En primer lugar quiero transmitir a todos los socios un mensaje de tranquilidad. El Club funciona con normalidad, no existen problemas de carácter económico o de índole técnica que no se resuelvan por los medios ordinarios. Pese a la campaña de falsos rumores, de mentiras y de calumnias, cuyo origen y persistencia tiene causas muy concretas y que en su momento se desvelarán, se continúa desarrollando la actividad normal en náutica, marina, varadero, eventos sociales, etcétera, etcétera. Por supuesto que se cometen errores, que se tratan de corregir y sobre todo se cometen errores con personas que nunca debieron estar en mi Junta Directiva.
Pasemos ahora al texto de la carta del Sr. Valencia:
El Sr. Valencia se presenta como una víctima cuando en realidad es el actor de una historia impresentable. Por ello, paso a contestar sus afirmaciones:
Si conociera los estatutos del Club sabría que el presidente no tiene competencias en materia de disciplina y ni siquiera puede intervenir en los expedientes disciplinarios, que corresponden a la Comisión de Disciplina, que es un órgano estatutario, y su resolución a la Junta Directiva, que es el máximo órgano de gobierno del Club, después de la Junta General.
El escrito al que hace referencia el Sr. Valencia era una denuncia, que resultó ser una falsa denuncia, ya que los hechos de los que acusaba a la Junta Directiva, es decir, haberse excedido en los gastos autorizados por el presupuesto del ejercicio 2014, no fueron avalados por el informe de los auditores, ni por el de los Socios Revisores de Cuentas y además, las cuentas anuales de 2014 fueron aprobadas por la Junta General Económica del pasado mes de junio.
Pero es que además se detec-tó la existencia de una firma falsificada en el documento por declaración por escrito de la socia numeraria afectada, y numerosas discrepancias (más de veinte) entre las firmas consignadas en el documento y las que constaban en la base de datos del Club.
Estos hechos son motivos más que suficientes para iniciar una investigación que tenía que partir, necesariamente, de la ratificación por los firmantes de la denuncia de su autoría. Finalmente, de los 74 supuestos firmantes han quedado 31. A partir de aquí la Comisión de Disciplina ha actuado como corresponde a sus competencias, sin perjuicio de las acciones legales que correspondan por la falsa imputación de hechos, que afectan al honor de las personas que formamos la Junta Directiva.
El Sr. Valencia se hace preguntas retóricas, que se contesta a sí mismo, pero demuestra una vez más su ignorancia de los Estatutos y Reglamentos del Club, pues hubiera bastado que leyese el Reglamento de Disciplina, su norma 8, número 3, sobre infracciones muy graves, para tener la respuesta a sus preguntas.
Por último, la comparación que el Sr. Valencia hace del presidente del Rcngc con el dictador de Corea del Norte es un insulto que no merece respuesta viniendo de un personaje de la calidad del susodicho.
Nunca el Rcngc había tenido tanta transparencia y libertad de los socios para disponer de información de cualquier clase y de forma inmediata; nunca antes se había respondido a los requerimientos de los socios, de cualquier tipo y de forma inmediata, nunca antes se habían atendido las quejas de los socios de forma tan rápida y si no se alcanza a resolver un problema es porque queda fuera del alcance del Club, y nunca antes los socios habían tenido los medios de comunicación del Club a su disposición para expresarse con total libertad. A lo mejor se trata de acabar con este nuevo tiempo, porque se añoran épocas pasadas.
