No matarás, salvo que sea en nombre de Alá, Yahvé o Dios, hay ejemplos muy variados en todas las épocas de las tres grandes religiones monoteístas, y, por supuesto, los actuales yihadistas. Tampoco matarás, salvo que sea para matar a los que han matado en nombre de Alá, aunque por delante te lleves a algún niño que pasaba por allí, a alguna mujer, a un anciano, qué más da: daños colaterales o escudos humanos interpuestos, que se jodan. Podía hacerse un recorrido de preceptos religiosos monoteístas sincrónico y diacrónico, y sus secuelas a lo largo de la historia, pero le tengo demasiado respeto a la buena gente que cree en algún dios, en especial a los católicos -la única religión verdadera, aunque yo no crea en ella ni en ninguna otra- y que fruto de esa creencia se dedican a ayudar a los demás. Pienso, por ejemplo, en el trabajo que ha hecho en estos años de crisis Cáritas Diocesana, pienso en los médicos curas españoles que murieron por el ébola para sanar a los más desgraciados del mundo. Pienso en muchos familiares que rigen su vida por esas pautas, y la rigen bien porque son excelentes personas. Por eso, porque no les iba a gustar y tampoco les haría justicia, renuncio al recorrido de barbaridades de los monoteísmos. Y también de los politeísmos, que ya casi no existen, pero que también perpetraron algunas atrocidades aunque sus dioses eran totalmente antropomórficos, en sus virtudes y en sus defectos. Más divertidos, al fin y al cabo.

Además, hoy es un día de celebración pues hace cuatro décadas que el tirano de cuyo nombre no quiero acordarme, murió en la cama, después de haber sido concienzudamente torturado por su equipo médico habitual, y por su yerno, el impertinente marqués de Villaverde. Los que vivimos bien en la dictadura, porque éramos de familias franquistas, aunque fueran pocos años, tenemos mayor obligación de recordar el horror de aquella época, de lo que fue de verdad; por ejemplo, más de ciento treinta mil ejecuciones sumarísimas después de la guerra y durante no más de cuatro años. Comparados con aquel régimen y sus secuaces, los yihadistas están aprendiendo. "Recuérdalo tú y recuérdalo a otros", escribió Luis Cernuda. Pues en eso seguimos en estos tiempos convulsos que reclaman adhesiones "contra". Prefiero las manifestaciones "pro" libertad, tolerancia, respeto, solidaridad, respeto a los otros aunque sean distintos. Feliz Marsellesa.