El debate

Durante e inmediatamente después del ménage à trois de debate político que tuvimos el 30 de noviembre, todas las encuestas a pie de pantalla -las reales en este tipo de debate-, incluidas las del mismo periódico organizador, dieron como ganador a Pablo Iglesias, de Podemos.

Yo personalmente no estuve de acuerdo. Los candidatos tuvieron poco tiempo para expresarse -o así lo creyeron- y hablaban a toda velocidad, lo que dificultaba la comprensión profunda y empeoraba todo. Así que me dediqué a bajar -mentalmente- el sonido (había grabación para consultar), y concentrarme más en la imagen y el lenguaje corporal.

Y allí el único ganador -y lejos- fue para mí, Pedro Sánchez del PSOE; el único de los tres que tuvo siempre prestancia, imagen, y hasta actitud, de jefe de gobierno (lo cual no significa que vaya a serlo y/o bueno). Albert Rivera, de Ciudadanos, pareció un alumno preparado pero algo nervioso -muy pocas sonrisas- en un examen (que en realidad lo era para él); y Pablo Iglesias parecía "estar de vuelta", no con displicencia, pero como a sabiendas de que bajo su ropa informal y trenza, era todo un Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid (y con sobresaliente).

En cuanto a lo que dijeron, fue -palabras más (muchas), palabras menos- lo que vienen diciendo desde el inicio de la precampaña. Nada especialmente nuevo. En síntesis: más que un debate pareció un acto electoral reducido a 3 partidos que se repartían apresurados el tiempo en pantalla para vendernos lo suyo.

Hubo sí, algunos "agarrones" entre Sánchez e Iglesias sobre qué (no quién) "era" Trinidad Jiménez (podrían ir a El ser y la nada de Sartre o al ser o no ser shakespereano) y sobre una agresión física cometida, o no, por un miembro de Podemos. Nada que pudiera influir en un sólo voto. Y también hubo cierta tensión cuando Pedro Sánchez acusó -con un gran talento para descubrir lo obvio- a Albert Rivera de ser de derechas.

Pero de debate, debate en sí, poco y nada. Nada de aquel "There you go again!" -"¡Ahí vas de nuevo!"- con que Reagan noqueó a Jimmy Carter (que ya estaba grogui) para la elección del 80.

Rajoy "se rajó". Hizo novillos. Propusieron a Soraya S. de S. en cambio, pero no fue aceptada por no ser candidata, algo exigido en este debate. Mejor para ella; los otros tres la habrían descuartizado, hecho trizas.

Birlibirloque

Pero, misteriosamente, como por arte de birlibirloque, El País dio al día siguiente como ganador a Albert Rivera, el "caballo del comisario" (o sea el de los medios dominantes). En Valoración de los candidatos en el debate de El País (El País, 1 de diciembre: http://elpais.com/elpais/2015/12/01/media/1448999436_756115.html) en repuesta a la pregunta ¿Cómo diría que estuvo en este debate? con puntuación de 0 a 10, daba ganador a Rivera con 5,9 puntos, seguido por Pedro Sánchez con 5,8 (sólo una décima de diferencia, totalmente asumible en errores de encuesta) y tercero a Pablo Iglesias con 5.

¿Qué sucedió? ¿Cómo un medio de tal prestigio se atrevió a cambiar radicalmente de un día para otro, en unas pocas horas, los resultados? No se aclaró bien (en letra pequeña figuraba que era una encuesta telefónica a 600 -solamente- personas) perdiendo así algo del prestigio ganado al organizar y realizar -bien- el debate.