No es la Copa, por tradición e historial, torneo de trago fácil para el Real Madrid, por detrás en el palmarés con sus 19 títulos del Athletic Club (23) y el Barcelona (26). Algo que compensa, y con creces, con su decena de éxitos en la otra Copa, la de Europa. Pero lo peor para el club de Concha Espina no es tanto verse desplazado al tercer escalón del podio copero doméstico como el haber pasado a la pequeña historia de la competición más por sus sonados fracasos que por los trofeos conseguidos.

Ahí están, por ejemplo, el Centenariazo de la final perdida ante el Deportivo (1-2) en el Santiago Bernabéu en 2002, cuando el club tenía todo pergeñado para celebrar a lo grande sus cien años de vida y los cien años de la propia competición, o el tremendo fiasco del Alcorconazo de 2010, tras sufrir un sonrojante 4-0 en contra en Santo Domingo (el Alcorcón estaba entonces en Segunda B) que no logró remontar en el Bernabéu (1-0). Aquel ridículo acabó costando el puesto al chileno Pellegrini.

La pifia ahora ante otro Segunda B como el Cádiz por la alineación indebida de Cheryshev no ha tenido su origen en el césped sino en los despachos, pero no por ello es menos sonrojante. Y el no haber asumido el error como sí hizo por ejemplo Osasuna este mismo año, por el mismo motivo y en la misma competición, le está costando chanzas y prestigio.

Ayer, día de los Inocentes, un deportivo madrileño anunciaba en su portada que Florentino Pérez había fichado a Jacinta, "la clave del Atlético en el control de sanciones". Es el precio por mantenella y no enmendalla.