La Provincia - Diario de Las Palmas

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El callejón del gato

Demócratas por decreto

No hay ningún otro país en el que se esté invocando la democracia tanto como en España. Aquí, cada vez que se quiere dar solemnidad a un discurso, se añade la coletilla de "¡soy demócrata!" como si hubiese que estar recordando constantemente que el régimen democrático es el imperante en España. ¿Por dónde pasa el arreglo de tanta palabra hueca? En este país cuando se dice que hay que rectificar todo el mundo se echa las manos a la cabeza por temor a herir sensibilidades adoptando actitudes reverenciales con los que de manera permanente ponen en cuestión la convivencia de todos los españoles.

El desafío independentista y populista que tiene por delante este país no es moco de pavo. No hay más que escuchar el mitin político que nos dio el pasado miércoles "el príncipe de las mareas", invocando a Maquiavelo una y otra vez; Sr. Iglesias, por el bien de España, le recomiendo que lea a Aristóteles. Por otro lado lo que hizo dar un respingo a más de uno fue escuchar al portavoz de Ezquerra Republicana y su banda, no por lo nuevo de su discurso, sino por el tono cada vez más amenazante. Sr. Tarda: si hay que ir al infierno de la separación de Cataluña, se va, pero no nos acojone.

Como España no crezca al ritmo que lo viene haciendo, a ver quién es el guapo que pare esa ola que amenaza con llevarse el estado tal y como lo entendemos hoy en día .

La modernidad no sólo está en la juventud, como dicen algunos periodistas, que por cierto llevan cincuenta años diciendo lo mismo, sino en aquellos que tienen un profundo respeto por el orden legal constituido.

Parece que sólo mencionar las urnas tienen que ser democrático por decreto pero, si hacemos una consulta en la que se recoja el derecho a tomarse la justicia por su mano, ¿sería legal, justo y democrático? Por mucho que se esgrima el derecho a decidir mediante una votación si la misma no se ajusta a la Constitución poco o ningún valor tendría.

Muchos reclaman el derecho a que se les respete pero se olvidan que dicho respeto hay que ganárselo día a día.

También son legión los que desfilan por las televisiones y radios en tertulias y debates con muletillas tales como "¿tú me vas a dar lecciones de democracia?" o "¿acaso me quieres decir que no soy demócrata?"

A ver si se enteran de una vez que, les guste más o menos, si no eres demócrata da igual, las leyes te van a obligar a entrar por el aro si no quieres dar con tus huesos en el ostracismo social y político, en el sentido estricto de la palabra.

Estas son las reglas del juego y no se pueden hacer trampas al solitario. Conozco a varias personas que reniegan de la democracia, y están en su derecho, lo que ocurre es que desde el año 78 las cosas han cambiado y mientras no se demuestre lo contrario la democracia es el menos malo de los sistemas políticos conocidos.

No deberíamos permitir que la democracia sólo sirva para sustituir a una minoría corrompida por la elección de una mayoría incompetente, y no miro para ningún lado.

"Cuidado con la democracia. Como norma política parece cosa buena. Pero la democracia del pensamiento y del gesto, la democracia del corazón y la costumbre, es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad". José Ortega y Gasset.

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