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El análisis

La crisis de los refugiados acerca Turquía a la UE

La gestión de los refugiados procedentes, no solo, del conflicto sirio, y la lucha cruenta contra el terrorismo del Estado Islámico (el Daesh o ISIS ), está volviendo a acercar de nuevo al gigante agroalimentario que es Turquía a la Unión Europea.

Por estos motivos, la canciller alemana, Angela Merkel, ya dijo que apoyará el reinicio de los trabajos preparatorios entre Bruselas y Ankara para ampliar la Unión Aduanera, firmada en 2006, pero que quedó atascada por las dudas sobre la falta de solvencia democrática del país que preside con mano de hierro Tayyip Erdogan, dudas que creo siguen en estos momentos, si vemos la intervención, que ordenó un tribunal reciente al diario de mayor tirada de Turquía, Zaman, hace unos días.

La UE necesita de Ankara. Y por ello, el acuerdo de la UE y Turquía, firmado el pasado día 18 de marzo, que además de la fórmula para detener el flujo de refugiados y expulsar a migrantes y refugiados llegados a las costas griegas, todo ello a cambio de acelerar la adhesión del país al club comunitario y eliminar, a partir de julio, la necesidad de visado para los turcos que viajen a Europa, y otras concesiones que iremos conociendo poco a poco, y entre ellas las relativas al sector agrícola y agroalimentario.

Muchos nos tememos que, de nuevo, los intereses geopolíticos o geoestratégicos vuelvan a utilizar como moneda de cambio al sector agrario y agroalimentario de la UE, que podría verse bastante afectado por el acelerón en la entrada del país euroasiático en el club comunitario.

Turquía no es un país cualquiera en el panorama agropecuario mundial, sino uno de los principales productores y exportadores de frutas y verduras, cítricos, tabaco, aceite de oliva, azúcar, oleaginosas, cereales, como el millo o el trigo... etcétera. Muchos de ellos entran en "conflicto" comercial con las producciones mediterráneas, como es de sobra conocido por el sector agrario español, que se envían al mercado de la Unión Europea.

Sea como fuere, harían bien las organizaciones agrarias en estar atentas a todo lo que suceda alrededor de este asunto, como también a los ecos que llegan sobre la reanudación de las negociaciones comerciales de la UE con el bloque de Mercosur, de capa caída ahora por el descenso de los precios de las materias primas agroalimentarias, sin descuidar tampoco la evolución de las rondas negociadoras con Estados Unidos para el futuro Acuerdo de Comercio e Inversiones (TTIP).

A más corto plazo, ya empiezan a preocupar los efectos que podrían tener sobre nuestro sector hortofrutícola el veto ruso a la importancia de determinadas frutas y hortalizas de Turquía. Es la represalia comercial al enfrentamiento entre ambos países ante el derribo de un avión ruso por los turcos en la frontera siria y por las acusaciones que se hacen al país euroasiático por permitir la compraventa ilegal de petróleo de los pozos en poder de los terroristas del Estado Islámico.

El listado de productos turcos, cuya importación está prohibida en Rusia a partir del 1 de enero de 2016, se dio a conocer el pasado 1 de diciembre e incluye tomate, cebolla, coliflor, brócoli, pepino, uva, manzana, mandarinas, además partes de carnes de pollo y pavo congelados, y queso.

Se trata de una lista que incluye productos con un fuerte peso en la producción y exportación española, lo que puede provocar perturbaciones en el mercado de la UE, que se añaden a las que ya causa el veto ruso si , al final, se produce una desviación de esas exportaciones turcas al mercado comunitario. Por eso, se solicita que Bruselas lleve a cabo un seguimiento estricto de la situación y vigile el posible aumento de las importaciones agroalimentarias de Turquía, país que solo en frutas y hortalizas envió a Rusia 1,33 Mt por valor de 951 millones de dólares en 2015.

(*) Presidente de Asaja Las Palmas

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