Celebramos hoy el primer aniversario de la creación de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino. Un año ya desde que abrió sus puertas en este extraordinario enclave del Puerto de la Luz -en cuyas inmediaciones yo mismo nací-: el Castillo de la Luz, al que yo considero baluarte idóneo para acoger mi obra y nuestra Fundación.
Nos sentimos satisfechos, pero llegar hasta aquí no ha sido, ni sigue siendo, fácil. Miro la hermosa austeridad de sus fachadas, que son las de la Fortaleza primigenia de nuestra ciudad y de nuestras Islas, y de ellas aprendo su gran lección de Persistencia y de Resistencia, pese a todos los contratiempos y avatares que sus murallas han padecido. Creo que su sólido silencio y el enigma de su propia construcción son un símbolo del desarrollo de la cultura canaria, a la que alguna vez he definido como el arte de hacer de la precariedad un milagro?
El mismo espíritu ha orientado la creación y la puesta en marcha de nuestra Fundación. Con nuestros sobrios recursos, hemos aportado ya una serie de actividades artísticas y culturales, entre seminarios, talleres, muestras y conferencias, bajo el denominador común del objetivo que nos marcamos desde el principio. Y que no es otro que el del esclarecimiento de esa compleja e importantísima senda que va de lo Particular a lo Universal? de Canarias al Mundo.
Es la dirección que ha orientado siempre mi vida y quehacer y la que orienta la propia razón de ser de la Fundación, a la que considero inseparable del conjunto de mi obra. Nuestra vocación es la de ser memoria viva de las Islas en el contexto universal.
Es verdad que ya no vivimos en los años dorados de las vanguardias, que antecedieron a la Guerra Civil, y que, en cierto modo, también iluminaron los cimientos de la Democracia. Pero, precisamente por eso mismo, porque ya no estamos en la efervescencia de aquellos tiempos, éste es un momento idóneo para la reflexión. En estos momentos de grave desaliento para la cultura, conviene escuchar de nuevo las sabias palabras de D. José Ortega y Gasset, quien pronosticó: "No sabemos lo que nos pasa, y eso es lo que nos pasa"?
Precisamente porque sentimos nostalgia de las vanguardias, estamos más obligados que nunca a reflexionar sobre ellas y su utopía inacabada. Tal vez aquí sería pertinente reclamar la frase del poeta Paul Valèry: "Todo cambia menos la vanguardia"? Por lo tanto quiere decir que debemos recuperarla dondequiera que se encuentre. Nos toca a nosotros alentar el debate y la discusión sobre su actualidad, porque sabemos que la vanguardia demanda el lugar que le pertenece.
Por eso, nada hay más idóneo, según nos planteamos desde nuestra Fundación, que volver a interpretar a los clásicos de las vanguardias, que para Canarias, hoy, son fundamentales.
Hacemos nuestras las preocupaciones de aquellos intelectuales canarios de la Preguerra, y que, aglutinados en torno a revistas tan importantes como "Gaceta de Arte" y "La Rosa de los Vientos", se preguntaban sobre "universalidad" o "cosmopolitismo" como la definición idónea de las Islas. Haremos de aquella fructífera experiencia la pertinente relectura.
Juan Manuel Trujillo, director de "La Rosa de los Vientos", reclamaba la necesidad de que Canarias tome las riendas de su propia identidad y "deje de ignorarse" a sí misma? Tarea que él sabía ardua: Un esfuerzo situado -decía- "entre la sombra y la nada"? Y cuyos raíces se encuentran en "los irreales", como él mismo definía a los poetas, entre los que cabe incluir, desde nuestra perspectiva actual, a los creadores de sueños y utopías en cualquier disciplina artística.
Lo cierto es que únicamente confrontándonos con nuestros orígenes eternamente presentes podemos reconocer cada momento actual, y ésta es la piedra angular de nuestro pensamiento. De Canarias al mundo y de la Historia al presente, es el itinerario que atravesaremos incansablemente en nuestra Fundación. Debemos entender quiénes somos de la mejor manera posible. Y hoy me gustaría hacerles a todos ustedes partícipes de una consigna que me repito a mí mismo cada mañana: Sin pasión, no hay vida.
Texto del discurso pronunciado ayer en la celebración del primer aniversario de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino
