"En Londres, donde nací y me crié a mediados del siglo pasado, los negocios hispanos eran un asunto de valencianos y de canarios. La cámara de comercio española en la ciudad del Támesis reflejaba lo más dinámico de una economía agrícola. Su business era traerles a quienes andaban envueltos en la niebla naranjas de la costa levantina y tomates, pepinos y plátanos de las islas afortunadas". Lo dice Tom Burns Marañón, que conste. Y de allí a hoy.