Consta que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se está empleando a fondo en su objetivo de localizar la fuga de aguas no aptas para un margullo que han obligado a cerrar estos últimos días la playa de El Confital. Lo que no se entiende tanto es cómo diablos no dan con el sumidero tras días de rastreo. La última pista es que los vecinos huelen de vez en cuando "malos olores", que es algo así como el acogotante "en ocasiones oigo voces".