Seguramente, el lector habrá escuchado -o pronunciado- en más de una ocasión la expresión 'no me des la lata', pero sin reparar en su significado literal y etimología. '¡No des la lata!' o '¡No estés dando la lata!' se utilizan habitualmente para hacer desistir a alguien o increparle a que cese en su actitud de incordio o molestia jaquecosa. Es sinónimo de 'no me molestes' 'déjame tranquilo' o 'déjame estar'... Donde 'lata' se puede traducir como discurso o conversación inoportuna o actitud fastidiosa y, en general, todo lo que causa hastío y disgusto por prolijo e impertinente. 'Lata' es pues, en sentido figurado, sinónimo de 'majadería' (y quien da la lata es un majadero o un pejiguera). El mismo Diccionario de la lengua registra el 'dar la lata' como verbo coloquial que significa precisamente: "molestar, importunar, aburrir o fastidiar con cosas inoportunas o con exigencias continuas".
Sin embargo, su etimología -creemos- procede del sustantivo 'lata' que es como se llama en Canarias a una 'vara o varejón largo' utilizado habitualmente para atar los vástagos de parras y tomateros (de ahí el nombre de 'latada') que colocados en posición horizontal, la atraviesan a lo largo como 'corredera' y vienen sostenidos por los puntales. (Se llama 'latada' al armazón de cañas o palos en que se atan las parras o los tomateros). Pero su polisemia se extiende con valor de 'bastón', 'garrote o cayado del pastor' o a la 'aguijada' del boyero para picar a la yunta o para estimular o azuzar a los animales de carga en general (en Fuerteventura: 'lata de pico'; en Lanzarote se le llama 'latita' al palo para animar a las bestias). Ahondando aun más en una posible etimología de la expresión, nos resulta bastante sugerente lo referido al juego del palo en Fuerteventura y Lanzarote, donde también se llama 'juego de la lata'. En Fuerteventura al palo de pastor se le conoce popularmente como 'lata': Te voy a dar una latiada. (Expresión típica de antaño que equivaldría a algo así como: te voy a dar una 'entrada de palos'). El palo majorero o lata tiene similares características que el garrote de Gran Canaria. Era utilizado como juego de entretenimiento entre los pastores, en fiestas populares y durante las trillas y las apañadas, y "en los bailes de taifa y del candil para el control de la gente".
Así pues, creemos que la etimología de la expresión procede, como casi siempre, del mundo rural: cuando el boyero ara los cercados con bestias, normalmente una yunta de bueyes o vacas, y se vale de una 'lata' o vara larga para conducir las bestias, en ocasiones una aguijada. De manera similar y en sentido figurativo, cuando se atosiga a alguien insistentemente, fastidiando, es como si se sintiera conducido y molesto como una yunta de bueyes, y de ahí probablemente la expresión: 'No me des la lata' , que a veces se intercambia por 'no me des la vara' (o 'déjate de dar la vara'), expresión esta, quizás más 'moderna', pero que confirma el sentido de la anterior.