Que no se pierda la fe -decía el entrenador el otro día-. La fe es cosa muy importante. Y lo es porque sin fe resulta más difícil conseguir el triunfo, y si acaso el triunfo ya lo tienes y lo pierdes, difícil será recuperarlo.
Por eso cuando la cosa va mal, el aficionado, y ahora el entrenador, invocan esa fe entusiasta aunque, maleducados que son, como yo mismo ahora, en vez de pedir a los amarillos que viertan la citada y bendita virtud sobre el gran Bernabéu, lo que piden a grito pelao es que le echen mucho de lo que ponen las gallinas, cosa que, sin decir nada, parece estar diciéndolo todo, como por ejemplo, y penalti aparte, puso el Madrid el otro día en El Madrigal ante otros amarillos que nos copiaron la coló, y nos vienen copiando también, en cierto modo, la forma de jugar.
Yo no sé qué será mejor, y menos aún cuando el sudoku de entre semana parece ser difícil hasta para el japonés que lo trajo, y de su solución dependen muchas cosas e intereses en los dos bandos. Está claro que para los de la capital el interés está en el título de campeón. En Gran Canaria, que cuatro partidos antes tenía a mano cierta esperanza de respirar aires europeos, se encuentra ahora, no de capa caída aunque si frenadas sus decisiones. A caballo de ver lo que pasa se ha reforzado valientemente. Tiene a medias su decisión de entrenador pendiente de un bufido a favor o en contra que lo solucione. No creo que se decida hoy en el Bernabéu, donde lo normal es que y usted perdone ¡¡hombre de poca fe!!, gane el Madrid y la gran explosión carnavalera sería que puntuara ¡¡Oooh Dios bendito!! la UD, aunque no está el asunto para bollos. De todas formas oido al parche que, el problema mayor de Setién, de Miguel Ángel, de usted o mío no está en si el equipo juega bien o no porque a eso, a eso no hay quien le gane.
El problema está, según me ha dicho Mastro Paco el carpintero, en que en el equipo tenemos mucha tacha y poco martillo, o sea mucho juego y poco gol.
