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Canarias y las enfermedades tropicales

Se definen como enfermedades tropicales aquellas enfermedades infectocontagiosas que se encuentran principalmente en los países de climas tropicales y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) denomina "enfermedades olvidadas" o "enfermedades desatendidas". Son enfermedades que suelen estar asociadas a la pobreza o al escaso desarrollo social y económico de los países. La globalización y el cambio climático están haciendo que, en la actualidad, estas patologías estén traspasando fronteras, encontrándose en zonas del mundo donde no se conocían o se encontraban erradicadas.

El archipiélago canario lo conforman un conjunto de islas de origen volcánico incluidas en la región macaronésica junto con Madeira, Azores, Cabo Verde e Islas Salvajes. Se encuentra ubicado en el océano Atlántico al noroeste de África (27º 37' longitud norte y 29º 25' latitud oeste) a menos de 100 kilómetros de la costa africana. Esta ubicación geográfica y la presencia de los vientos alisios, hace que tengamos un clima benigno subtropical que pudiera favorecer el asentamiento de determinadas patologías tropicales.

1.- La historia. La historia de Canarias se encuentra jalonada de importantes brotes de enfermedades tropicales que llegaron a diezmar la población existente en el momento. El enigma de la modorra, enfermedad que afectó a los guanches de Tenerife y facilitó la conquista de la isla por parte de los castellanos, es hoy aún un enigma para los estudiosos, quedándose en teorías sobre la etiología de una enfermedad que no afectaba a los castellanos (habrían adquirido inmunidad) y solo afectaba a los guanches que "morían por los caminos", según relatan los historiadores de la época. A partir de ahí, nos encontramos con diversos episodios de enfermedades tropicales, todas ellas importadas, y que diezmaron la población de nuestras islas.

En 1581 hubo una importante epidemia de peste bubónica en La Laguna, donde murieron más de 9.000 personas, cantidad desmesurada para la población de aquella época. Durante la Edad Media, la peste acabó con el 50% de la población europea. La enfermedad la trajeron los mongoles desde Asia a través de la ruta de la seda. Es una enfermedad producida por una bacteria y la trasmiten las pulgas de las ratas. La peste se introdujo en La Laguna con unos tapices de Flandes que venían de la Península. El último caso de muerte por la peste se produjo el 24 de junio de 1582, el día de San Juan y como consecuencia, los laguneros edificaron la ermita de San Juan Bautista, ubicada en la calle del Ciprés y a San Juan lo pusieron como advocación junto a San Cristóbal y San Miguel. No debemos olvidar que, hasta el descubrimiento del microscopio y los trabajos de Louis Pasteur, las enfermedades infecciosas eran castigos divinos y se producían por generación espontánea.

La fiebre amarilla afectó de forma importante en 1846 a Gran Canaria y en 1888-89 a la isla de La Palma. Hubo brotes de dengue en 1860 y 1880 o cólera en 1851 y 1905 en La Laguna. Fueron algunas de las epidemias que azotaron Canarias en el pasado. Diversos relatos podemos encontrar en la Historia general de las Islas Canarias, de Agustín Millares Torres (1826-1896), o en el libro Bandera Amarilla, del historiador Julio Cola Benítez (1933-2016).

Mención especial merece la malaria, enfermedad tropical por excelencia que hoy en día se cobra casi un millón de vidas al año a pesar de los innumerables esfuerzos que la OMS realiza para controlar al parásito. La malaria estuvo en Canarias hasta principios del siglo pasado, así en el Diario de Tenerife del sábado 2 de diciembre de 1899 aparece el artículo del doctor Diego Costa "Las fiebres palúdicas en los barrios exteriores de esta población", donde relata un brote de malaria y sus consecuencias en las familias afectadas de Santa Cruz de Tenerife.

2.- El presente. El mar que rodea a nuestras Islas es una importante defensa para este tipo de enfermedades, las cuales son siempre importadas. En ocasiones llegan con las mercancías, transportadas por barcos y aviones, y otras veces llegan con las personas que las han adquirido en diversas partes del mundo y las traen a su regreso a Canarias. Muchas de estas enfermedades son transmitidas por mosquitos, así las hembras de algunas especies del género anófeles son las responsables de la trasmisión de la malaria y las de especies Aedes aegipty y Aedes albopictus son las responsables de la trasmisión de la fiebre amarilla, dengue, zika y chicungunya. Estas tres últimas se han puesto de moda últimamente por la expansión desmesurada que ha tenido en el mundo y porque dos de ellas (dengue y zika) han afectado a territorios de la Macaronesia muy próximos a nosotros como son Madeira (2012) para el primero y Cabo Verde (2009 y 2015) para las dos. La entrada de los mosquitos trasmite las enfermedades en territorios donde no estaban generando estos problemas. Así en Madeira entró el Aedes aegipty en 2004 y en Europa el Aedes albopictus en 1979, entrando en España por Cataluña en una mercancía procedente de China en 2004.

Nuestras Islas están exentas de estos mosquitos en la actualidad gracias a una importante intervención que en ellas se llevó a cabo a mediados de los años 40 del siglo pasado bajo la coordinación de Juan Gil Collado (1901-1986). Enviado por el Gobierno de la Nación para la lucha contra la malaria, Juan Gil era un represaliado y condenado a muerte del régimen de Franco, y salvó su vida gracias a la intervención de sus propios carceleros y a las personas que le conocían. Era un hombre bueno y sabio y por ello, a pesar de no poder ser funcionario del Estado, era contratado para la erradicación de los mosquitos en la lucha contra la malaria. En 1972, siendo jefe provincial de Sanidad el doctor Antonio Sierra, se publicó un trabajo declarando erradicadas de Canarias las especies de Aedes antes mencionadas. El control en puertos y aeropuertos de Canarias, que se realiza bajo la coordinación de la Dirección General de Salud Pública de nuestro Gobierno con la colaboración del Instituto de Enfermedades Tropicales nos permite seguir confirmando la ausencia de estos mosquitos en nuestro Archipiélago.

En la actualidad, estamos viendo como patógenos tropicales que no teníamos en las Islas están apareciendo como consecuencia de la acción irresponsable de algunas personas. La importación de mercancías de forma clandestina o con incumplimiento manifiesto de la legislación existente (importación plantas o de animales de compañía o silvestres sin el correspondiente estudio sanitario) ha hecho que nos encontremos, por ejemplo, al nematodo Angiostrongylus cantonensis (Foronda, P. y col. Acta Tropica 2010), parásito del pulmón de la rata y que se transmite a través de caracoles, el cual produce en humanos una meningitis eosinofílica o una especie del protozoo Cryptosporidium, que produjo una diarrea importante en un niño tinerfeño que nunca había salido de Tenerife. Este protozoo solo se había encontrado en un animal silvestre de EEUU por lo que sospechamos de su introducción clandestina y posterior liberación al medio ambiente.

Por todo ello, dado que ya tuvimos brotes de patologías tropicales, siempre importadas, debemos cuidar mucho los comportamientos inadecuados para evitar que estas enfermedades crucen el océano con nuestra ayuda y se instalen de nuevo en Canarias.

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