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CARTAS A GREGORIO

Manuel Ojeda

Políticos y mercaderes

Riiing...!. - ¿Dígame?. - ¿Es usted el titular de la línea?. - Ahora mismo sí, porque el que robó el móvil me debía ese favor. ¿Y usted?..., ¿es el de los colchones que llamó antes...?, pues ya le estoy diciendo que tenga un poquito de respeto, que uno no tiene la culpa de tener que dormir en una caja de cartón. Así que, no moleste y métase sus colchones por...

No sé qué será peor, Gregorio, que te roben el móvil, que se metan en un cajero automático a dormir o que se metan en tu casa, vía teléfono y sin permiso, para venderte un colchón que no has pedido.

Aunque los verdaderos delincuentes son los que permiten que cualquiera pueda acceder a tu teléfono sin respetar tu derecho a la intimidad con tal de hacer sus negocios. No son otros que los que, desde la oficialía, se permiten comprar y vender esa información de carácter confidencial a las empresas de telefonía.

Visto lo visto, lo ocurrido en la reciente moción de censura al gobierno de Rajoy, no es para tanto. Allí, en el sacrosanto templo de la democracia, sus señorías se dijeron de todo, desde mentiroso a ladrón pasando por todo tipo de insultos personales.

Este gobierno me recuerda a la Cofradía del Santo Estacazo, una banda que se dedicaba a limpiar a todo quisqui y luego se repartían los beneficios entre ellos religiosamente. La única condición era que, si alguno tenía el infortunio de ser cazado, nadie daría la cara por él. Se solapaban solidariamente de modo que, si uno caía en desgracia, el otro lo daría todo por él menos la cara. Así que, de una forma o de otra, todos se mantenían en aquel bodrio flotando como la mierda.

No me dirás tú, Gregorio, que no es lo más parecido a este equipo de gobierno que nos ha tocado en suerte, por así decirlo. La corrupción en la gestión pública española parece tan generalizada que en el Parlamento son más los chorizos que los que no lo son. No se inmutan por nada ni se sienten ofendidos aunque les insulten. Aguantan el tipo y hasta se permiten tomárselo a risa.

Cierto que todavía no han llegado a las manos como en el Parlamento ucraniano, el uruguayo o a las peleas a piñazo limpio del Parlamento japonés, pero todo llegará, y si las gravísimas acusaciones de las que ha sido objeto el gobierno no tienen respuesta en los tribunales, es porque estarán bien fundamentadas.

De todas formas, mucho debe ser lo que consiguen sus señorías para aguantar los bofetones que les dan desde dentro y fuera del Parlamento. Todavía resuena el tortazo que le propinó a Mariano Rajoy aquel individuo en Pontevedra en la campaña electoral del 2015.

Ser político en España se ha convertido en una profesión de alto riesgo, Gregorio. Tanto es así que solo hay dos clases de servidores públicos: los que están en la cárcel y los que todavía no están.

Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.

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