La Provincia - Diario de Las Palmas

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PIEDRA LUNAR

El vacío Pepe Dámaso

En las reflexiones que se han realizado sobre la obra de Pepe Dámaso en el marco de la antológica que se exhibe en el CAAM ha aflorado la valoración de su trabajo desde diversas perspectivas. Un placer ha sido escuchar a Alfonso de la Torre, a la comisaria Carmensa de la Hoz, a Lázaro Santana y a Rosa Olivares. Más allá de las etapas evolutivas y temáticas de la exuberante producción de Dámaso, volvió a surgir, como hito en su trayectoria, la referencia a Una exposición sin cuadros (Ateneo de Madrid, 1963). Lázaro Santana expone que toda obra nace de una intuición, y una vez elaborada se transfiere a la memoria colectiva de los espectadores, que la aprecian según la sugerencia que cada cuadro le proporciona. En 1963, Dámaso sale de Las Palmas para exponer su serie La Rama en Madrid. Son cuadros creados desde la intuición individualizada del artista y referencia etnográfica, materializados en el lienzo. Pero hete ahí que esta obra es retenida en la aduana de Alicante y no llega a su destino el día señalado para la exposición, anunciada a todo trapo en el mundo cultural madrileño, con ágape incluido. ¿Qué hacer ante este contratiempo? Un cónclave de Dámaso con Millares, Chirino y Manrique decide hacer la exposición sin cuadros. Así, una segunda intuición, distinta a la forjada en el estudio de Agaete, es el factótum creativo. Las paredes de la sala están vacías; sólo cuelgan los soportes sin obra. Los trescientos asistentes picotean, beben y hablan. La novedad está servida. La sala resalta su blancura y su desnudez en los paramentos. Podríamos afirmar que Dámaso, desde la casualidad, se convierte en pionero de la desnudez expositiva. El vacío de una sala se presta a la reflexión. Sobre ello se elabora un discurso no narrativo sino la conceptualización de la nada. La suma de reflexiones verbalizadas en aquel momento hubiese sido la auténtica exposición sin cuadros. Dámaso aparece en silencio místico, recogido en un rincón de la propia obra, que es la sala en su absoluto. El diario Pueblo lleva el acontecimiento a su primera página y la prensa de Madrid y de Las Palmas recoge las oportunas referencias. Con ello, el mundo del arte da un paso adelante. En años posteriores surgen otras "exposiciones sin cuadro", pero desde la intencionalidad deliberada. Ahora, el mundo digital ofrece múltiples posibilidades. Leemos: "El público entra en la Galería El Cuarto Simpático de Madrid y encuentra una sala vacía, con las paredes blancas, ordenadores y una gran pantalla. El pintor, Xavi Carbonell (Alcoy, 1971), a través de la pantalla saluda a los asistentes desde Nueva York. Tras él se aprecian cartelas en blanco que cuelgan de la pared de su estudio. Es arte a la carta. El público elige uno de los lienzos y Carbonell empieza a pintar en riguroso directo. El proceso de creación se desarrolla mientras emisor y receptor, ausentes, hablan sobre la obra. Aquí confluyen arte, nuevas tecnologías, experimentación e interacción". El arte no cesa en reinventarse.

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