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la ciencia en un tuit

La majestuosa 'sinfonía cósmica'

Dicen que la luz es el mensajero de las estrellas y en sus diferentes formas (visible, infrarroja, rayos X, etc.) nos ha permitido adentrarnos en el fascinante paisaje interestelar y fotografiar el cosmos. Pero esta aproximación tiene sus límites. Y por ello, cuando en los años setenta la comunidad astronómica se volcaba en el desarrollo de potentes telescopios ópticos, los galardonados con el premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2017 y el Nobel de Física 2017 propusieron una aproximación radicalmente diferente: escuchar al cosmos, en vez de mirarlo, valiéndose para ello de las ondas gravitacionales. Las ondas gravitacionales permiten extraer una muy valiosa información que no es posible a través de las ondas luminosas. Piense en un agujero negro. Su atracción gravitatoria es tan fuerte que no deja a escapar ni a la luz; por eso precisamente es negro y no podemos verlo. En todo caso, través de las ondas gravitacionales, podemos escucharlo. Podemos también escuchar el estruendo tras el choque o fusión de dos agujeros negros, podremos oír a las supernovas, que no son más que explosiones de estrellas cuando éstas llegan a su etapa final; podemos escuchar el susurro del movimiento de los astros en el Universo? En definitiva, las ondas gravitacionales contienen la información para reconstruir un Universo dinámico y a veces invisible. ¿Y cómo detectar las ondas gravitacionales? Para ello nos valemos del detector LIGO.

Einstein afirmaba: "No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela". Así que vamos a tratar de explicar a las abuelas cómo funciona el detector de ondas gravitacionales LIGO. Una abuela manda a sus dos nietos a comprar pan. Cada uno va por una calle diferente, siendo la distancia a recorrer idéntica. Uno de ellos se retrasa. La abuela le reprende: "Te has tropezado con alguien y por eso has tardado más". Los flamantes galardonados con el "Princesa" de la Ciencia 2017 y con el Nobel de Física 2017 hicieron algo similar. Enviaron haces de rayos láser en un viaje de ida y vuelta por dos caminos diferentes, pero de igual longitud. Uno de los haces láser se retrasó. ¡Se había tropezado con ondas gravitacionales! Así detecta LIGO, de forma indirecta, estas escurridizas ondas. Y si el Sol desapareciese? Imagine por un momento que el Sol desaparece. ¿Qué ocurriría? La teoría de la gravitación de Newton predice que la Tierra abandonaría instantáneamente su órbita, como si hubiesen cortado una hipotética cuerda que la sujetaba al Sol, saliendo entonces despedida hacia otros rincones del Universo. Pero en la teoría de la relatividad de Einstein, la atracción gravitatoria no actúa como lo haría una cuerda. La atracción es causada por unas ondas -las denominadas ondas gravitacionales- que se propagan desde el Sol a la Tierra, tardando ocho minutos en completar el recorrido. Por ello, si el Sol desapareciese la Tierra aún seguiría ocho minutos en órbita, girando alrededor del lugar que antes ocupaba el Sol. ¿Será tiempo suficiente para escapar de nuestro planeta?

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