Ante la posibilidad de que el Gobierno de Canarias, en un nuevo y terrible gesto de debilidad política e institucional, destruya el catálogo de la exposición Pintura y poesía: la tradición canaria del siglo XX -como piden ahora las mismas personas que promovieron distintas recogidas de firmas solicitando (y consiguiendo) la cancelación de la muestra-, los responsables de ésta hacen un llamamiento a la comunidad de hombres y mujeres de la cultura en Canarias para que no permitan esta nueva derrota del pensamiento libre frente a grupos de presión que, llevados por la mentira sistemática, el oscurantismo y la difamación, aspiran a ejercer de jueces y a decidir qué debe hacerse y qué no debe hacerse en materia de cultura desde las instituciones canarias.

En efecto, una vez que han logrado el cierre de la exposición (que debía seguir abierta en otras islas del archipiélago y en otros lugares fuera de Canarias) haciendo uso de la más reprobable de las censuras, los grupos de presión -formados por algunos periodistas sin escrúpulos, políticos de medio pelo y colectivos feministas que, lejos de apoyar la causa de la mujer, no sólo manipulan interesadamente esa causa sino que engañan en su nombre a personas de buena fe (¿25.000 personas visitaron la exposición y sabían lo que firmaban?)- pretenden ahora hacer que el Gobierno de las Islas impida que circule el catálogo de la exposición, en una campaña que recuerda los tiempos en que se quemaban libros por ser "nocivos" y "degenerados".

El lector y la lectora de estas líneas deben saber que el Gobierno de Canarias, atemorizado ante la presión ejercida por esos grupos, dio a escoger a los comisarios de la exposición entre dos posibilidades: continuar la itinerancia con nuevos nombres y obras ("daremos la orden a los comisarios [?] para que esta exposición tenga la representación justa que corresponde a las mujeres", declaraciones de la Directora General de Cultura, Aurora Moreno, el 10 de octubre) o cancelar la itinerancia. Por razones éticas, no tuvimos elección posible. Sabemos ahora que los grupos de presión, no contentos con haber clausurado la muestra, pretenden que el catálogo sea destruido, conscientes como son de que ese libro de casi 400 páginas es un peligroso testimonio de lo que la exposición era. En otras palabras: de que está muy lejos de la interesada falsificación divulgada únicamente con la finalidad de atacar el pensamiento libre y difamar a los comisarios haciéndolos pasar por "misóginos" (?) recalcitrantes.

Los responsables de Pintura y poesía? sabemos que, al denunciar esta situación y advertir sobre la posible destrucción del catálogo por parte del Gobierno de las Islas, corremos el riesgo de que no se nos retribuya nuestro trabajo como comisarios, retribución que aún no se ha hecho efectiva. No nos importa correr ese riesgo. Es más: debe saberse públicamente que el Gobierno de Canarias -que nos solicitó en diciembre de 2015, como expertos en la materia, organizar la muestra en cuestión- todavía no ha firmado ningún contrato con nosotros. Tampoco esto nos importó especialmente, puesto que, al no trabajar por interés económico, hemos confiado en todo momento en la responsabilidad contraída con nosotros por la consejería correspondiente.

Venimos oyendo desde hace varios días distintas voces -masculinas y femeninas- que reprueban las actitudes inquisitoriales de supuestas "defensoras" de la causa de la mujer. Los argumentos que estas "defensoras" manejan no sólo no contribuyen a la lucha contra la discriminación de la mujer, sino que, por el contrario, son sencillamente -nos duele decirlo- un atentado contra la inteligencia. La periodista que manipuló las declaraciones de uno de nosotros (F.C.) es una conocida activista del feminismo, cosa que la honra. Pero véase de qué feminismo: no ha dudado en afirmar en las redes que si esta exposición "misógina" hubiera sido hecha con dinero privado no habría habido problema, pero sí lo hay con dinero público. Es verdaderamente asombrosa esta concepción de la causa feminista.

Mal asunto es que la ideología contamine la práctica del periodismo y, cosa aún peor, que este abuse de su posición de "cuarto poder". Es decir, no ya que confunda información con opinión, sino sencillamente que deje de informar y se dedique a difamar y mentir. Ninguno de los argumentos expuestos en nuestro primer escrito ("A propósito de una exposición") ha sido rebatido por las personas que allí mencionábamos, desde periodistas y políticos sin ética hasta artistas agitadoras en las redes. Todo esto no hace sino hablar de manera harto expresiva acerca del carácter menesteroso de nuestra realidad cultural, tan necesitada de honestidad y transparencia. Afirmar que las niñas canarias que visitaran la exposición se iban a ver rebajadas y despreciadas es algo risible, algo que ofende la inteligencia de cualquier persona sensata. Que la misma exconsejera que formuló tan brillante dictamen solicite hoy la destrucción del catálogo es otra muestra de su sagaz inteligencia.

No es extraño que todos y cada uno de estos "agentes" culturales hayan preferido politizar la cuestión y dejar en manos de ciertos políticos una mentirosa denuncia que no tiene, en realidad, recorrido intelectual alguno. Aquí es donde el partido Podemos ha decidido pescar en río revuelto, afirmando que "los comisarios de la exposición, F.C. y A.S.R., han ofendido a [sic] la dignidad de las mujeres y de la ciudadanía insular en general y transmitido un patrón educativo misógino a los escolares y al público en general que la han visitado mientras se ha exhibido en TEA". No sabemos si incurrimos en ingenuidad si apelamos a la conciencia de los políticos de Podemos y les pedimos que se pregunten a sí mismos qué les pareció la exposición. Ignoramos cuántos de ellos llegaron a visitarla, si es que alguno llegó a hacerlo ("desprecia cuanto ignora", decía Antonio Machado). Si alguno lo hizo, agradeceríamos su opinión sincera sobre lo que vio allí.

Si tanto los políticos de Podemos, por simple honestidad, como los firmantes de documentos manipulados o, en fin, el conjunto de los canarios quieren saber lo que en la exposición había, ya sólo podrán recurrir al catálogo. Solicitamos a la comunidad de hombres y mujeres de la cultura en Canarias que no consientan que una campaña sistemática de mentiras atente contra la libertad del pensamiento crítico, y exija a las autoridades del Gobierno de Canarias que no destruya ese catálogo y lo ponga de inmediato en circulación. Todo canario y toda canaria (incluidos niños y niñas) tienen derecho a ese catálogo. Es suyo. Es de todos. Es nuestro patrimonio.