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OBSERVATORIO

¿Podrán cumplir las Islas Canarias con el Acuerdo de París contra el Cambio Climático?

La Convención Marco sobre el Cambio Climático de la ONU aprobó el 12 de diciembre de 2015 el denominado Acuerdo de París, mecanismo que plantea una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para hacer frente a los efectos esperados debidos al cambio climático, junto con acciones para la adaptación.

En paralelo a este evento, aunque siguiendo casi literalmente sus pautas, se formalizó igualmente el nuevo Pacto de Alcaldes por el Clima y la Energía Sostenibles (Paces). El precedente, de 2009, proponía una reducción del 20% para el año 2020. Se trata ahora de reducir las emisiones en un 40% para el año 2030, en sintonía también con el marco de actuación de la UE, vigente desde octubre de 2014.

Ambas limitaciones condicionan la evaluación ambiental, tanto de planes y programas como de proyectos, sobre todo al establecerse en la ley que en sus procedimientos de autorización se requiere el análisis del impacto sobre el cambio climático. En este marco, tuve la oportunidad de compartir la situación actual y perspectivas con un nutrido grupo de empleados públicos del Gobierno de Canarias en la primera semana de octubre pasada, en el Curso sobre la integración del cambio climático en la evaluación estratégica y de impacto ambiental.

Dejando ahora al margen la denominada "ruta de adaptación", nos vamos a centrar en la problemática para la mitigación de emisiones, incluyendo las fuentes sujetas a comercio de derechos de emisión así como los sectores difusos, para las Islas Canarias y en un análisis particular en la isla de Tenerife.

El Plan de Acción de Energía Sostenible (PAES, 2016) del Cabildo de Tenerife, firmante y miembro del referido Pacto internacional, incluye 46 medidas para disminuir en un 39% el CO2 que se produce en los diferentes servicios e instalaciones propias. Y otras 13 van dirigidas a reducir la emisión de GEI en otros sectores fuera del ámbito del Cabildo. Se trata de acciones que se aplicarían en el sector terciario, doméstico, transporte privado y comercial y gestión de residuos. En este caso, el Cabildo estima que se producirá una reducción del 17% respecto a la cantidad que se producía en 2009 (año de referencia adoptado). Esto supone un gran esfuerzo, pero es claramente insuficiente para cumplir con el nuevo compromiso internacional que surge de la COP 21 de París.

Por su parte, la Estrategia Energética de Canarias (EECan25) está planteando el escenario para 2025, bajo diferentes alternativas. También concluye este documento de planificación con la imposibilidad de cumplir los objetivos de reducción de GEI sin introducir variaciones en la sustitución de combustibles, de gasóleos y fuelóleos por gas natural. En este sentido, expone como fortaleza la existencia de tecnologías, ya implantadas, de generación eléctrica que permiten el uso del gas natural (ciclos combinados en Gran Canaria y Tenerife). Además, considera una oportunidad el poder lograr una mayor diversificación energética de origen convencional mediante la introducción del gas natural.

Recordemos, no obstante, que el gas natural está presente en la planificación energética de Canarias (Pecan) desde 1989.

En síntesis, la EECan25 propone como estrategia introducir el gas natural como energía de transición entre el modelo energético actual y el nuevo modelo basado en las energías renovables. Con ello persigue lograr una considerable reducción de emisiones de GEI, contribuyendo de esta manera a la mitigación del cambio climático. Esta línea de actuación (E1-6), impulsar la introducción del GN en Canarias, resulta imprescindible para el logro de los objetivos marcados: satisfacción de la demanda, garantía de servicio, y reducción de emisiones GEI (sin olvidar otros contaminantes que son objeto de las autorizaciones ambientales integradas, que veremos seguidamente). Todo ello posibilitaría (a nivel insular en Tenerife) una Evaluación Ambiental Estratégica positiva de esta planificación, que debe entenderse preceptiva y vinculante para la aprobación sustantiva.

En efecto, las emisiones debidas a la producción de electricidad en Tenerife alcanzaron en 2016 un total de 2.202.998 tCO2 eq. Con la disponibilidad de GN se podría generar la misma energía eléctrica con una emisión de 1.641.417 tCO2eq. Esto supondría una reducción del 25,49%. Pero mayor significación aún supone la reducción de la contaminación atmosférica para la Isla debida a la generación de electricidad en cuanto a Partículas en Suspensión (80,7%), SO2 (99,5%), y NOx (72,3%), en relación con los datos de emisiones en 2016. En similares proporciones se verían afectadas las emisiones de buques en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife, por lo que la posibilidad de acceder al gas natural contribuiría a la mejora de la calidad del aire en la capital, haciendo quizás viable el incremento de paso de cruceros (cuando no el mantenimiento del actual).

Además, la repercusión del gas natural en los sectores difusos sería muy significativa, inalcanzable para otras acciones posibles bajo la premisa de garantía y calidad del suministro, y en condiciones medioambientales aceptables. En este sentido, el PAES de Tenerife deberá atender al sector transporte y al consumo de electricidad, ambos con un mix energético muy desfavorable en la situación actual por la dependencia de combustibles con factores de emisión muy elevados. Teniendo además escasas posibilidades para la intervención en la minimización de emisiones GEI en la gestión de residuos y de aguas residuales, así como en los sectores de agricultura y ganadería (en estos casos por la producción de metano), y la dificultad para incrementar la capacidad de sumideros de CO2, el gas natural supone una alternativa con garantías para el cumplimiento de los objetivos internacionales de los que somos parte.

En el resto de islas, la situación empeora notablemente; en Gran Canaria (con similares niveles de emisiones GEI que Tenerife), por la incertidumbre que a corto plazo pesa sobre la viabilidad para la autorización administrativa de una planta de regasificación; y en el resto de islas, por el condicionante de un mix energético en el que seguirá primando el empleo de combustibles con factores de emisión incompatibles con los objetivos de reducción establecidos en el Acuerdo de París contra el Cambio Climático. En el EECan25, de cara a su evaluación ambiental positiva, se deberán incorporar alternativas que posibiliten la disponibilidad del gas natural en toda la Comunidad Autónoma. Según el IDAE (2014), en península se emiten 0,372 KgCO2/KWh, mientras que en Canarias suponen 0,811 KgCO2/KWh.

La cuestión no es nueva. Ya la Estrategia Canaria de lucha contra el cambio climático (2008) establecía que para la mitigación resultaría imprescindible la introducción del gas natural en la producción de electricidad (conteniendo una previsión de disponibilidad del gas para Tenerife en 2012 y en Gran Canaria en 2013).

Por lo tanto, en la situación actual y con las proyecciones establecidas a 2025 y 2030, no será posible el cumplimiento del Acuerdo de París contra el cambio climático sin la participación del gas natural (además de otro conjunto de medidas igualmente previstas en el EECan 25 -potenciando al máximo las renovables así como la eficiencia energética). Ni tampoco será posible alcanzar las reducciones fijadas en el Pacto de Alcaldes por el Clima y la Energía Sostenibles.

Entre los sectores potencialmente más afectados por los incumplimientos en mitigación de emisiones respecto a los inventarios de referencia, según numerosos autores, está el turismo, cuya huella de carbono se está convirtiendo en un criterio para la elección de destinos.

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