- ¿La masturbación compulsiva va ligada sobre todo al visionado de ese tipo de cine?

- No tiene siempre que ser así esa vinculación. He presentado un caso concreto en el que se daba esta configuración. Estamos hablando de una persona, ya curada, que podía masturbarse de 2 a 5 veces diarias.

- ¿Es la frecuencia la que define la adicción?

- Para que sea compulsiva y, por lo tanto, problemática, tienen que darse una serie de condiciones. Estas prácticas sexuales se convierten en la prioridad vital hasta el punto de que interfieren la vida cotidiana y pueden perjudicar las relaciones de pareja, las relaciones personales, etc. El otro aspecto importante es que la persona tiene sensación continua de falta de control sobre sus impulsos.

- El mismo mecanismo que el de otras adicciones.

- Claro. Lo curioso es que hasta ahora el comportamiento sexual no está definido en los manuales de referencia de psicólogos y psiquiatras. De hecho, esperamos que en 2011 ó 2013 se pueda definir un síndrome que se va a denominar hipersexualidad. Posiblemente se incluya dentro de los trastornos obsesivo compulsivos. Sería bastante útil para la intervención psicológica para emplear criterios comunes sobre qué es una adicción sexual.

- Luego no hay un perfil sobre este tipo de conducta.

- No existen investigaciones acerca de la prevalencia y los factores asociados. Todavía ese perfil no está construido. Hay autores que llevan trabajando pero no hay una línea oficial, por así decirlo. El doctor Patrick Carnes, que ha estado tratando al deportista Tiger Woods, dice que el 6 por ciento de los hombres y el 3 por ciento de mujeres pueden tener adicción sexual. Y la última Encuesta Nacional de Salud Sexual señala que a un 40 por ciento de los varones les gustaría más practicar el sexo por el 20 por ciento de mujeres.

- ¿Es la masturbación compulsiva uno de los trastornos sexuales más habituales?

- Tampoco hay literatura científica. Lo que sí vemos mucho últimamente en la práctica clínica de la consulta es un perfil de personas adictas al sexo que lo hacen, más bien, solos. Son muy inseguras o con menos recursos para relacionarse con otras mujeres o con prostitutas, y canalizan esa adicción de otra manera.

- Es la soledad la que genera la conducta.

- Según mi experiencia, cada vez hay más casos de personas que tienen dificultad para manejar la soledad y padecen un intenso sentimiento de vacío. Eso provoca una alta prevalencia, en la actualidad, de una serie de trastornos, como los alimentarios. Y, posiblemente, algunos sexuales que empiezan a adquirir cierta virulencia. El sexo, en este caso la masturbación, ya no tendría una función sexual, de goce, sino de regulación del estado emocional. Y preveo que en los próximos años empiece a ser más relevante la presencia de estos trastornos. Si se empiezan a desarrollar criterios diagnósticos más precisos, además tendremos datos.