Un informe pericial encargado por la asociación de víctimas del accidente de Spanair en Barajas (Madrid), que causó 154 muertos y 18 heridos, concluye que los responsables de la ejecución del Plan de Emergencias Aeronáuticas del citado aeropuerto activaron el mismo "de forma tardía y deficiente".

El informe explica en casi doscientas páginas que "hubo descoordinación" en la gestión de los recursos internos y externos disponibles, y "órdenes contradictorias" que produjeron una "demora injustificada y relevante" en el inicio de la atención sanitaria a las víctimas.

El documento presentado por la Asociación de Afectados del Vuelo de Spanair JK5022 al magistrado del Juzgado de Instrucción número 11 de Madrid, Juan Javier Pérez, será ratificado los próximos días 27 y 28.

Los responsables de la correcta aplicación del plan eran en ese momento el director del aeropuerto y el responsable del puesto de mando principal, según el informe, que añade que dichos cargos "no valoraron adecuadamente la gravedad del accidente", lo que llevó a "retrasos no justificados en la llegada de los sanitarios al lugar de la tragedia.

El documento subraya que el guiado de los sanitarios y los bomberos fue "errático" y que la falta de indicaciones claras y coherentes generó un retraso en la llegada de estos medios al lugar del siniestro, retrasando su efectividad.

Tampoco se facilitó el acceso "inmediato y total" de las ambulancias que llegaron al aeropuerto, y se estableció un paso limitado y secuenciado de estos vehículos que retrasó la atención de las víctimas y mermó su capacidad asistencial.

Además, nunca se activó el Servicio de Búsqueda y Rescate (SAR), que era uno de los recursos de movilización obligatoria en caso de siniestro de un avión en el aeropuerto.

El informe dice también que se rechazaron "de manera injustificada" otros recursos como son los vehículos de seguridad del aeropuerto, también previstos en el Plan de Emergencias, cuya intervención habría optimizado la asistencia.

La merma de la capacidad asistencial de los sanitarios a las víctimas impidió la correcta aplicación de la cadena de socorro que habitualmente se despliega en Madrid a pacientes traumatizados y en accidentes con múltiples víctimas.

En el análisis médico se han detectado al menos siete víctimas que murieron a causa de las lesiones que padecían pero cuyo fallecimiento, según los estándares internacionales, habría sido evitable si se les hubiera atendido en un tiempo adecuado.

Dichas muertes no se produjeron de forma inmediata, sino que transcurrieron al menos 15 minutos desde el accidente.

También se explica que cinco supervivientes sufrieron un agravamiento de su estado clínico respecto a la evolución que se habría experimentado si se hubieran atendido en el momento en que se inició el rescate.

Tres de esos cinco supervivientes perdieron gran cantidad de sangre, precisando una reanimación más agresiva a su llegada al hospital, y en uno de ellos el cuadro hemorrágico complicó el traumatismo craneoencefálico que sufría.

El informe pericial está firmado por el doctor Juan Carlos Medina, que fue jefe del departamento del Samur de Madrid hasta su cese en 2003.

La instrucción sobre la mayor tragedia aérea española de los últimos 25 años continúa hoy con un reconocimiento en Barajas de la cabina de un avión MD-82 de Spanair, el mismo modelo que el siniestrado, a propuesta de la propia compañía.