"Estamos viendo que los ictus, que antes se producían en mayores de 70 años, comienzan a aumentar en jóvenes. La mala calidad de vida, el estrés, la hipertensión, el poco cuidado con la dieta, el tabaco y el sedentarismo hacen que estemos registrando, casi de costumbre, infartos cerebrales y hemorragias por debajo de los 55 años, algo excepcional hace apenas unos años".

Así lo reconoció ayer el neurólogo del Hospital Ramón y Cajal (Madrid) Jaime Masjuán, coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología, en las jornadas sobre el Plan de Atención Sanitaria del Ictus, organizada por el neurólogo Juan Carlos López y que reunió ayer a más de 150 especialistas en el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín.

Masjuán indicó que la atención al ictus en España es muy desigual entre las comunidades autónomas. "En Cataluña, Navarra, Madrid y Murcia hay planes de atención punteros y de excelencia; en regiones como Canarias la situación es intermedia, hay una red de unidades de ictus, pero hay tratamientos novedosos que no se aplican; y, en Andalucía o Galicia, la asistencia es muy mala, los pacientes son atendidos como hace 20 años".

En el caso de Canarias, Masjuán señaló que el principal problema radica en la fragmentación del territorio. "Hay buenas unidades de ictus en las islas capitalinas, pero en las más pequeñas no hay un neurólogo de guardia y su población no recibe esa atención de excelencia. El problema geográfico se puede solventar, como en Baleares, con programas de telemedicina que conecte a los médicos de urgencias con los neurólogos de guardia de los hospitales grandes, y así consensuar los tratamientos", concluyó.

150

casos por cien mil habitantes, es la tasa de incidencia de accidentes cerebro vasculares en España, una de las más bajas del mundo según afirmó ayer el doctor Alvarez Sabín del Hospital Vall d'Hebrón.