La organización internacional Oceana difunde a través de su página web una colección de fotografías de Carlos Suárez y Carlos Minguell sobre el ecosistema de los fondos marinos cercanos a Fuerteventura y Lanzarote amenazados por las prospecciones petrolíferas.

Oceana ha difundido recientemente su posición con respecto a los proyectos de prospecciones petrolíferas que el Gobierno de España tramita en aguas próximas a Fuerteventura y Lanzarote, alertando de que las áreas propuestas "se encuentran frente a zonas protegidas y junto a algunas de las áreas de mayor valor ecológico de Canarias, que sufrirían graves daños por el aumento de tráfico marítimo y la llegada de posibles vertidos. A ello habría que añadir las consecuencias que inevitablemente se producirán en la misma zona de las exploraciones".

En un comunicado de prensa, Oceana recuerda que la concesionaria es Repsol, a través de su filial Ripsa, y que es habitual que esta compañía oculte datos sobre los ecosistemas de fondo para facilitar las licencias y no tener problemas con la declaración de impacto ambiental, como ya se vio en Málaga con el proyecto Siroco.

"Los gobiernos autonómicos de Baleares y la Comunidad Valenciana se han opuesto a las prospecciones en su costa y Oceana espera que las Islas Canarias hagan lo mismo", señala Ricardo Aguilar, director de Investigación de Oceana Europa."Lanzarote y Fuerteventura ya sufren una contaminación crónica por el tráfico de petroleros y los derrames derivados de las prospecciones podrían causar perjuicios irreversibles a su litoral".

A lo largo de la costa oriental de Lanzarote y Fuerteventura se suceden enclaves de un gran valor ecológico, como la Reserva Marina de la Isla Graciosa – Archipiélago Chinijo (la segunda mayor área marina protegida de España, tras la asturiana de El Cachucho), Cagafrecho, la Isla de Lobos y el estrecho de la Bocayna. Además, al sur de Fuerteventura se halla una de las zonas de más interés del mundo para los zifios, unos cetáceos que se alimentan a profundidades superiores a los 600 metros.

Los permisos de investigación afectan a un área de 616.060 hectáreas, lo que equivale a casi 2,5 veces la superficie emergida de las dos islas. Las zonas abiertas a la exploración de compañías petroleras se encuentran a grandes profundidades que aún no han podido ser investigadas por los científicos. En ellas, es previsible que se encuentren corales blancos y negros o esponjas de profundidad, especies que forman hábitats donde se alimentan y viven muchos otros organismos.

"Los ecosistemas de gran profundidad son enormemente vulnerables por su lento crecimiento", explica Ricardo Aguilar."En las zonas que albergan hidrocarburos suelen asentarse arrecifes de coral, que crecen favorecidos por los escapes de gas y en algunos casos llegan a alcanzar 8.000 años de edad. Es una inconsciencia destruir estos hábitats en unos pocos años para favorecer la extracción de un recurso energético finito y altamente contaminante", explica.

Oceana, fundada en 2001, es la mayor organización internacional centrada exclusivamente en la conservación de los océanos, la protección de los ecosistemas marinos y las especies marinas amenazadas. Sus oficinas en Europa, América del Norte, Central y del Sur, colaboran en una serie de campañas estratégicas destinadas a restaurar la riqueza de nuestros océanos. Se basan en la valoración de la información científica a la hora de identificar problemas y hallar soluciones.