Una veintena de alumnos protestaron ayer en la apertura oficial del curso de la ULPGC contra los recortes educativos y originaron el retraso del acto académico en más de media hora, impidiendo el acceso a algunos de los invitados, políticos y académicos.

Un control de entrada en la sede institucional cerró la presencia a quienes no fueran políticos, académicos y otras personalidades civiles y militares.

Esa prohibición originó la ira de una veintena de alumnos del colectivo Estudiantes Pre-Parados, acompañados de representantes de otros colectivos integrados en la Asociación por la Defensa de la Educación Pública, por no poder acceder al Paraninfo para protestar por los recortes presupuestarios.

"No nos dejan entrar pese a que tenemos nuestra invitación como alumnos de esta Universidad. Dicen que por cambios de última hora", explicó Moneiva Álvarez, estudiante de Traducción e Interpretación. "Pues si no entramos, aquí tampoco pasa nadie", añadió.

Esperando aún por numerosos invitados, los alumnos formaron una barrera en los dos accesos a la sede institucional antes del inicio del acto.

El alcalde, Juan José Cardona, evitó en los primeros instantes la barrera. Pero otros como el consejero insular Fernando Bañolas y Juan Ruiz Alzola, director de la Agencia Canaria de Investigación, tuvieron que aguardar fuera hasta que, más de media hora después, empezaron a llegar los furgones de la Policía Nacional.

Los agentes desalojaron a los alumnos, que prosiguieron su protesta con una sentada, que también sería disuelta. Y mantuvieron su protesta hasta acabar el acto, cerca de las dos de la tarde. Hematomas, luxaciones y otros golpes acabaron con al menos dos alumnos, que criticaron la contundencia policial, en un centro de salud.

El presidente Paulino Rivero y el consejero de Educación, José Miguel Pérez, abandonaron el Rectorado por puertas laterales ante la presencia de los estudiantes.