El chef Ferran Adrià alentó ayer a la transformación y la emprendeduría empresarial e individual como manera de afrontar "un mundo que cambia continuamente y en el que hay una gran competitividad" en una conferencia que pronunció en el Paraninfo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

La charla en la Universidad grancanaria del cocinero del restaurante El Bulli, que cerró en 2009 y que ahora trabaja para reconvertirlo en El Bulli Foundation, un centro multi-innovador, es la penúltima de la Gira Innovación y Talento que organiza Telefónica y que ha llevado a uno de los mejores chefs del mundo a 17 universidades públicas del país. Su próxima y última parada será mañana, miércoles, en la Universidad de La Laguna.

Con el aforo del Paraninfo prácticamente cubierto, y tras la presentación realizada por el rector de la ULPGC, José Regidor, Adrià dejó claro que no hay recetas para el éxito; que las circunstancias mediatizan, y mucho, el resultado final de cada proyecto que se emprende; y que, en cualquier caso y empresa que se acometa, la principal actitud ha de ser el cuestionamiento y el aprendizaje permanentes.

"No hay una solución: hay tu solución. Y tampoco hay recetas; hay tu receta", dijo el también profesor en la Universidad de Harvard del curso Ciencia y Cocina.

La idea de innovación, según su experiencia, "es simplemente esta: por qué, por qué. Hay que cuestionarse las cosas. En ocasiones hay contestación y, en otras, no. Pero ese es el principio para renovarse y reinventarse", explicó.

En casi dos horas de intervención, Adrià desgranó la progresión de El Bulli desde el origen, en 1961, hasta el cierre del restaurante, convertido ya en un caso de éxito mundial. Y si bien rechazó recetas, sí enumeró claves para hacer de un proyecto, de cocina o generalista, una iniciativa triunfadora en sus objetivos.

Así, lo primero que colocó en la lista es el respeto. "Hay que tener en cuenta la historia, los antecedentes de una empresa, de un proyecto, y no despreciarlos", dijo.

Luego, se refirió al ingrediente de la pasión. "Conozco gente muy profesional pero que no la tiene. Y si se trata de innovación hay que estar dispuesto a echarle horas de trabajo, incluido fines de semana".

El riesgo y la libertad asimismo los incluyó como esencias para conseguir el objetivo. "En El Bulli hacíamos lo que queríamos cuando nos daba la gana. Estuvimos 14 años en que no podíamos llegar a fin de mes, pero teníamos libertad", aclaró.

Sentido del humor, para ayudar a preservar además la salud, "que es lo fundamental"; y la felicidad e ilusión con lo que se hace, ("el éxito es una consecuencia de ella", comentó) culminan su particular combinación para triunfar.

Pese a que en sus inicios, El Bulli y él mismo no reunían esos ingredientes, reconoció, un proyecto con la dedicación de muchos años dio sus frutos en los inicios de la década de 2000.

Y es que la innovación para Adrià es también un proyecto a largo plazo. "Si tienes una iniciativa singular no te preocupes por nada" pues "aparecerá la financiación".

Pero también hay que anticiparse para garantizar su duración. A ello se refirió el cocinero cuando describió cómo decidió cerrar El Bulli y pasar página y de qué manera plantear su renacimiento como El Bulli Foundation.

"En ningún lugar del mundo se ha concebido algo igual", afirmó. "Por eso decidieron colaborar gratis con nosotros Harvard o Berkeley". En 2014 se abrirán las puertas de El Bulli Foundation, un legado a la sociedad y para el que busca fondos para su durabilidad.