Siete mil kilómetros y todo un océano separan las costas de Florida y Galicia, y eso es lo que ha recorrido, arrastrada por vientos y corrientes, una estación meteorológica de Miami, que desapareció hace un año y ha venido a recalar a Carnota, en A Coruña, donde se procederá a su retirada.

La National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) perdió de vista, hace ya doce meses, a este dispositivo que realizaba mediciones en la costa del estado de Florida, al sudeste de Estados Unidos.

Esta estación, de unos seis metros de largo y cinco de ancho, estaba amarrada cerca de Miami, pero el oleaje acabó con los puntos de sujeción y ha viajado a la deriva, bajo la atenta mirada de la NOAA que la localizaba por satélite.

Después de realizar su función durante algún tiempo se vio envuelta en un duro y largo trayecto que la llevó siete mil kilómetros al este hasta que las rocas la bloquearon, aunque podría decirse que tuvo fortuna de no seguir en una deriva eterna por las aguas oceánicas.

La corriente del Golfo de México la llevó hasta el centro del Atlántico y desde allí, impulsada por el anticiclón de las Azores que en las últimas fechas se ha mostrado muy fuerte, este aparato ha experimentado cómo los vientos lo acercaban cada vez más a las costas gallegas.

La rama norte del mencionado fenómeno meteorológico, que actuó con intensidad a pesar de las numerosas borrascas, fue decisiva en ese viaje, según ha explicado un predictor de Meteogalicia a Efe.

La función de la estación de Miami era la de recoger una serie de datos tanto de las condiciones que se registraban en la superficie como en el mar, así como la temperatura o el oleaje.

Los enviaba vía satélite.

Su improvisada travesía, al igual que la de las botellas que llegan de vez en cuando a las playas gallegas, se vio plagada de infortunios y los efectos del mar son notables a simple vista, pues ha estado mucho tiempo a merced de las aguas.

Acabó por fin encallada entre las rocas en la localidad de Lira, en el Ayuntamiento de Carnota, gobernado por el nacionalista Ramón Noceda, junto a una piscifactoría especializada en rodaballos, en la punta de Os Remedios.

Lleva al menos cuatro días allí a la espera de que una grúa la retire, algo que se iba a hacer hoy, pero que de momento está aplazado a mañana, aunque podría retrasarse más en función de la disponibilidad de este dispositivo móvil que se ocupará del rescate.

Desde el ayuntamiento cuentan a Efe que la vigilancia de la zona es constante a pesar de que la estación meteorológica está ubicada en un punto seguro, donde el riesgo de que haya algún incidente es mínimo.

La NOAA todavía no ha indicado qué quiere hacer con esta estación meteorológica, pues podría buscar recuperarla o, por el contrario, dejar que se destruya o se reutilice en España.