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'La Gran Ilusión' convierte al Cuyás en un teatro de "bocas abiertas"

Antonio Díaz, el televisivo Mago Pop, ofrece un espectáculo de magia y escena a partir de una adaptación de 'El Show de Truman'

'La Gran Ilusión' convierte al Cuyás en un teatro de "bocas abiertas"

"Cuando asistí a su actuación me vi rodeado de curtidos programadores sin palabra", revivió ayer maravillado Gonzalo Ubani, director del Teatro Cuyás, antes de sentenciar: "me abalancé sobre él porque tenía que traerlo; sus trucos son de boca abierta". Y es que es precisamente este efecto de asombro el que define el principio y el fin de La Gran Ilusión, la propuesta con la que Antonio Díaz, Premio Nacional de Magia en el año 2008 y todo un fenómeno de masas a partir del televiso Mago Pop, promete convertir el patio de butacas del Cuyás en una platea de bocas abiertas.

Durante tres noches, desde hoy hasta el domingo, el prestigioso ilusionista se mete en la piel de Truman Burbank, protagonista de la película El Show de Truman, para dar forma a La Gran Ilusión, un punto de encuentro entre magia y teatro que arrasa desde su estreno hace algo más de un año en Barcelona. Sobre las tablas se impone lo inverosímil -juegos de naipes, manipulación, teletransportación y magia visual- bajo leyes que solo Antonio Díaz comprende. Pero la obra del Mago Pop, personaje que ha cautivado a los espectadores del canal Discovery Channel, traspasa los conceptos clásicos del tradicional espectáculos de trucos. El ilusionista se sirve del hilo argumental de la película El Show de Truman, dirigida por Peter Weir, para tejer el universo de un personaje, que como el de Jim Carrey en la gran pantalla, es el centro involuntario de un reality en el que desconoce que su existencia sigue los tiempos de un guión prefabricado. En este caso, Díaz es un mago que se rebela cuando se da cuenta de que vive una farsa.

Antonio Díaz construye esta obra a partir de su propia experiencia. Cómo le sucede al personaje, su pasión parte de un momento definitorio. "Con cuatro años me sacaron una moneda de la oreja y estuve semanas buscando más". A partir de este momento, con Juan Tamariz y David Copperfield como referencias, nace una pasión que admite tener mucho de obsesión y que ha acabado situando a Díaz entre los más relevantes y populares magos de la escena nacional. "Llegó un momento en que mis familiares se preocuparon, porque mi infancia y adolescencia se resume mucho en la relación con los objetos", expuso éste antes de rememorar unos sueños, que según admite, carecían de límites. "Yo quería volar", reconoce antes de recapitular: "Siempre me gustó la idea de hacer magia en grandes teatros y este sueño continúa".

Además, el mago avanzó que el espectador será protagonista en una obra en la que actores como Josep Maria Pou y Berto Romero participan a través de imágenes grabada. "El publico participa, pero solo quiere porque yo sufro con las personas que van a la teatro y no les gusta salir", señaló éste que admitió tener preferencia por el espectador, "de ojos entrecerrados", que se toma la obra como un reto intelectual y que intenta pillar el truco. "El propósito de un ilusionista es asombrar y que se rindan. Yo persigo ese sonido, entre silencio y asombro, de la boca abierta", valoró antes de concluir: "es fantástico".

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