Antimateria, magia y poesía: un buen título para su último libro escrito junto al también físico Andrés Gomberoff, pero desmenucémoslo. ¿No se supone que la ciencia acabó con la interpretación mágica del mundo? Ahora me dirá que hay magia en la ecuación de Schrödinger...Antimateria, magia y poesía:
Es el título del primer artículo que Andrés y yo escribimos juntos. Lo usamos como un homenaje a ese comienzo. La palabra "magia" alude a la percepción que tenía Freeman Dyson sobre la manera en la que Richard Feynman, uno de los dos protagonistas del texto (el otro es Paul Dirac, "el poeta") hilvanaba sus ideas. Hay físicos excepcionales cuyo cerebro opera "como por arte de magia". Las conclusiones a las que llegan, sin embargo, están sujetas al mismo escrutinio severo que todas las demás, de modo que no hay magia.
El físico y novelista C. P. Snow dijo aquello de que desconocer la segunda ley de la termodinámica equivalía a no haber leído jamás a Shakespeare. ¿Qué prefiere cuando mira al cielo por la noche: pensar en las ecuaciones de estado que describen el equilibrio del gas estelar o recitar aquello de "tiritan, azules, los astros a lo lejos"?
Uno puede gozar con los maravillosos versos de Neruda y ver en el cielo nocturno la gelidez de esos astros distantes que tiritan azules como una metáfora de la soledad hiriente del amante abandonado y, al mismo tiempo, disfrutar del desafío que representa saber por qué la noche es oscura, si siempre ha sido o será así, por qué muchas de esas frías lucecitas son iguales al Sol, que parece distinto, caliente y cercano. Son dos goces complementarios. Optar por uno es como amputarse un ojo por decidir que con el otro se ve mejor.
Cuanto mayor es el conocimiento mayores son las fronteras con lo desconocido. El universo es energía y materia oscura, de las que casi nada sabemos. ¿Sólo sé que no sé nada?
Es la maravilla del conocimiento que ya supo apreciar brillantemente Sócrates. Uno no sabe que ignora algo hasta que tiene algún conocimiento. En las discusiones se suele mostrar más seguro de sí mismo y de sus argumentos el ignorante, como podemos comprobar a diario en las intervenciones de una buena parte de lo que llamamos clase política cuando, por ejemplo, hablan de economía o estadísticas.
El gran acelerador de partículas del CERN (LHC) inicia nueva etapa tras la puesta a punto para explorar una frontera energética superior. ¿Permitirá comprobar la validez de la supersimetría, la teoría que podría resolver la incógnita sobre la materia oscura, o quizás hallemos una física que aún no imaginamos?
Así como teníamos bastante seguridad sobre la inexorabilidad del descubrimiento del bosón de Higgs, lo cierto es que más allá del modelo estándar de la física de partículas nuestras teorías son especulativas y las posibilidades varias: desde la existencia de más de un bosón de Higgs o que éste sea una partícula compuesta, hasta la supersimetría, la existencia de dimensiones extras y un largo etcétera. Siempre es excitante entrar en terra incognita.
Usted tiene una especial sensibilidad hacia la divulgación. ¿El científico de ahora no solo debe conocer sino saber explicarlo a las masas?
No necesariamente. Paul Dirac, uno de los físicos más geniales de la historia, era parco y solitario quien sospecho que no se hallaría muy cómodo explicando algo a las masas. La comunidad científica es amplia y es suficiente con que algunos puedan y quieran hacerlo.
¿Cuál cree que es el principal misterio del Universo, que podamos entender sus leyes o que no lleguemos a alcanzarlas del todo?
Que podamos comprenderlas, sin duda. Que no alcancemos la comprensión absoluta es, a mi modo de ver, lo más natural. ¿Por qué habría de ser tan generosa la evolución para habernos dotado de la posibilidad de comprender la totalidad de las leyes naturales si esto no es clave para la supervivencia?
Usted se ha entrevistado en más de una ocasión con Stephen Hawking. ¿Representa él el último gran físico mediático como lo fue Einstein? ¿Es hoy la ciencia una tarea menos individual?
Está claro que Hawking alcanzó la fama más allá de las fronteras de la ciencia como en su momento lo hizo Einstein. ¿Si será el último? No lo sé. Si bien es cierto que la ciencia está dejando de ser una actividad individual y es cada día más un emprendimiento colectivo, también lo es que la admiración suele dedicarse a individuos concretos. Quizás sea el resultado de una cultura muy centrada en lo singular, frente a lo plural. Es sintomático que el Nobel se resista a premiar esfuerzos colectivos como el del CERN.
Si tuviera la oportunidad de arrojar algo al interior de un agujero negro no dudaría en lanzar...
Nunca entendí por qué Dios era tan intrusivo en los tiempos bíblicos pero ha dejado de intervenir en la vida del hombre. Quizás se lo haya tragado un agujero negro y no pueda comunicarse más con nosotros. Los fundamentalistas de todas las religiones harían bien en acompañarle.
¿La investigación científica en España va camino de la muerte térmica, asfixiada por la falta de financiación, o hay esperanza?
Siempre cabe la esperanza, aunque los tiempos actuales sean oscuros. Las sociedades y sus representantes pueden cambiar. Eso sí, es necesario que cuando se produzca ese cambio se sostenga durante décadas. Los españoles deberíamos sentir algo de vergüenza por el hecho de que sólo haya dos premios Nobel en Ciencia. Los mismos que Luxemburgo.
No tenga miedo, elija un divulgador: ¿Eduard Punset o Brian Greene? Es decir: hacemos la ciencia atractiva perdiendo rigor o conservamos el rigor haciendo que resulte más complicado entenderla?
Creo que el primer requisito que debe imponerse a un divulgador científico es entender de lo que habla, algo que Greene cumple y Punset me temo que no.
