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Cine La pantalla de agosto

"Es una vergüenza que un filme como 'Cantinflas' no se estrene en España"

El actor Óscar Jaenada resalta la dificultad que supuso investigar la vida de Mario Moreno, "compartir la lágrima del artista y no la sonrisa del personaje"

"Es una vergüenza que un filme como 'Cantinflas' no se estrene en España"

¿Por qué cree que Cantinflas,

Por dejadez, por poco interés, o por hipocresía. No es una película que se llama La alfombra verde, sino Cantinflas, y tiene que ver con algo que no es coherente o normal. A mí me avergüenza, no solo como español, sino como miembro del cine español, que una película así no haya llegado a nuestras salas y que no haya encontrado distribución. Yo intento que mi trabajo se critique o se alabe, pero, sobre todo, que se vea. España va a ser el único país latino en el que Cantinflas no va a tener distribución.

Precisamente el país que más debió de apostar por ella.

A mí siempre me pareció un referente para el mundo hispanoamericano. Una de las cosas que nos enseñó Cantinflas fue la universalidad, la risa, que somos el mismo pueblo, que entendemos el mismo idioma, el por qué nos empeñamos en ser parecidos a otros cuando tenemos el mismo humor.

¿Qué aspecto ha querido destacar de su biografía?

Quise meterme dentro y compartir la lágrima del artista y no la sonrisa del personaje. Me focalicé más en Mario Moreno porque yo creo que de Cantinflas es archiconocida su valía. Me interesaba mucho reivindicar el sufrimiento que hay detrás de todo ese éxito. Todo lo que se sacrifica, el poco tiempo que tienes para estar en casa, la cantidad de lágrimas.

¿Qué ha significado este personaje en su vida?

Yo, como actor, escuché durante muchos años hablar de Cantinflas a mis padres los sábados a las tres de la tarde cuando yo me iba a jugar al parque con mis amigos. Recuerdo sus sonrisas viendo a aquel mexicano. Luego, con el paso del tiempo, cuando mi profesión se convirtió en lo que es, me interesó muchísimo cómo un actor puede mantener un personaje muchísimo tiempo. Al igual que a un cómico nunca lo verás reír fuera de escena, era muy difícil que Mario Moreno esbozara una sonrisa. Y empatizo mucho con los compañeros actores de que todo el éxito es malo. Es como un condimento, que si te pasas arruinas el plato. Hay que vigilar mucho ese éxito porque un ejemplo fue cómo su propio personaje fagocitó a Mario Moreno. Hay una película, Sangre y arena, en la que hace de Cantinflas y de Manolete. Y la ejecución artística es espléndida.

¿Fue muy complicado su trabajo de investigación?

Había un trabajo imitativo, de rayar los dvds hasta la extenuación, ver por qué improvisaba y la reacción de sus compañeros. Pero lo difícil fue encontrar a Mario Moreno, entenderlo. Cuando hago la investigación de un personaje no engaño, y si no estoy de acuerdo con una frase, nunca la digo. Considero que nadie sabe más de ese personaje que yo, porque llevo trabajando eso muchísimo tiempo. Habían escenas que no estaban y que añadimos que fuimos descubriendo en su biografía porque de Mario Moreno sólo hay dos entrevistas en youtube. El trabajo fue muy complicado, y más para un español. A mí se me cerraron muchas puertas y hubo mucha desconfianza. Me tuve que ganar con tiempo el poder entrar en casa de socios, familias, gente que compartió ideas políticas con él, decisiones raras que uno quería descubrir.

Uno de los que más desconfiaban en el resultado era su hijo.

La primera ves que me vio la mujer de Camarón me dijo "te pareces más a Raimundo Amador", pero uno es consciente de eso. Evidentemente yo no tengo nada que ver con Cantinflas. Yo necesito un equipo que me transforme. En el segundo día de rodaje ya tenía una investigación de seis meses. Él vino al set y cuando vio aquello, suspiró, miró al director, y dijo, "se mueve igual", pero me lo podrías poner sin su voz, y él le dijo" pero si esa es su voz". Miró a su mujer y dijo que se le achinó la piel.

¿Cómo era Mario Moreno durante el rodaje?

Me sorprendió la soberbia escénica. Cuando un actor improvisa hay un cierto respeto hacia los compañeros. En su caso no había ese miedo, le daba igual quién estuviera en escena, incluso a veces le ves dando collejas a figurantes. Me extrañó. Pero ese riesgo tiene que estar. Y él fue pionero en la improvisación escénica.

Aparte del humor, hay un aspecto importante de enseñanza de la vida en el personaje.

Sin duda, fue uno de los mejores sociólogos de esta época, no sólo en México, sino para el mundo latino. Un tipo muy implicado políticamente, sociológicamente y artísticamente.

¿Y sacaría alguna idea destacada de su figura?

La actuación es una fuente de cultura inmensa. Cada vez que tienes que interpretar a un personaje estudias no sólo quién es, sino de donde viene, qué escuchaba, qué bebía. Yo de Mario Moreno lo que vi fue una tremenda cultura para poder expresar, como hace Sabina, Bunbury o Iván Ferreiro, un sentimiento con una certeza ecléctica.

¿Cuáles son sus próximos proyectos cinematográficos?

Empiezo a rodar dentro de un mes y medio en Colombia The art of living con Sebastián del Amo, sobre un pintor mexicano en el corredor de la muerte en una cárcel estadounidense. Y voy a volver a España a trabajar, después de cinco años, con Agustín Díaz Yánez, ya que hemos creado un proyecto que se verá el año que viene. Tiene rodaje en Colombia y en Gran Canaria. Esta tierra se está adecuando muy bien al cine y ha habido una ayuda política extraordinaria no muy usual en nuestro país, con paisajes en los que puedes estar en cualquier época del año.

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