El invierno astronómico ya está aquí. A las 04.48 de esta pasada madrugada comenzó la nueva estación, que este año durará 88 días y 23 horas, y terminará el 20 de marzo de 2016 con el comienzo de la primavera. Antes de que finalice esta estación habrá un eclipse total de Sol. Será el 8 de marzo de 2016 aunque no será visible desde España.

Entre tanto, este 22 de diciembre -fecha de inicio oficial del invierno en el hemisferio Norte- se vivirá el día más corto del año, es decir el que tiene menos horas de luz o, a la inversa, la noche más larga del calendario. Esta circunstancia responde al solsticio de invierno, el momento en que el Sol alcanza el punto de mayor declinación sobre el Ecuador, el Trópico de Capricornio.

El día en que esto sucede, el Sol alcanza su máxima declinación Sur (-23º 27') y durante varios días su altura máxima al mediodía no cambia, y por eso, a esta circunstancia se la llama también solsticio ("Sol quieto") de invierno. En ese mismo instante, en el hemisferio sur se inicia el verano.

Inmediatamente después, en el hemisferio Norte los días comienzan a crecer. Sin embargo, ese efecto tarda un tiempo en percibirse. Durante el invierno, la tierra pierde calor con rapidez y, como los días son cortos y el Sol calienta poco tiempo, la temperatura no se eleva.

Cuatro fechas

La fecha de inicio de la nueva estación admite ligeras variaciones debido a las irregularidades del calendario.

Su inicio puede darse, a lo sumo, en cuatro fechas distintas del calendario, siempre entre el 20 al 23 de diciembre, en función de si le suceden o no años bisiestos y en función de la duración de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol, duración conocida como año trópico.

El solsticio de invierno está también muy relacionado con la celebración del día de Navidad; antes de la era cristiana se festejaba el crecimiento de los días, la vuelta de la luz, el renacimiento tanto físico como espiritual. Aunque también comenzaban entonces los meses más duros, la época del hambre.

Los celtas ya celebraban en torno a esta fecha el día de Yule, que simbolizaba el nacimiento del Sol, y lo señalaban mediante el haya, uno de los cuatro árboles cardinales para estos pueblos; sin embargo, para ellos el invierno comenzaba el primero de noviembre, ya que su calendario no seguía el año solar, sino los ciclos agrarios y pastorales.