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Réquiem por el chícharo

Una legumbre difícil de conceptuar y su sabroso 'rebogao' han desaparecido de nuestro acervo agrícola y culinario, pese a que en Canarias gozó de estima

Réquiem por el chícharo

¿Ignorancia? ¿Confusión? Sobre las legumbres, en este su Año, habría que hablar del chícharo, que no parece haber gozado de estima en la Península, avezados autores como Jorge Víctor Sueiro han escrito que "el chícharo y el guisante son la misma cosa". Debieron de conocerlo de oídas o se fueron al Diccionario de la RAE: "Chícharo, guisante". Ni el apañado cocinólogo del s. XIX, Ángel Muro, pudo resolverles el dilema; en su Diccionario de cocina (una emulación al de Alejandro Dumas) aparece: "chícharo es sinónimo de guisante"; y el bonito libro Una fuente de Proteínas, editado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para promocionar (hace cinco lustros) el consumo de legumbres, no le concede reseña alguna. Mas el Tesoro Lexicográfico del Español En Canarias le brinda un párrafo: "Lathirus sativus: planta leguminosa que en Castilla llaman lito o almorta". Se tomó de Viera, ya lo verán.

En Canarias sí que gozó de estima; de hecho existen algunas variedades y acepciones: chícharo blanco, chicharaca, chicharana, chicharón, chicharomoro... Los mejores, como todas las legumbres isleñas, procedían de los secos campos lanzaroteños; aún recordamos nuestros primeros rebogaos allí por los pasados años cincuenta, cuando pasábamos los más felices veranos de la infancia en casa de nuestros primos los Matallana Hernández.

A medida que caminamos hacia atrás en el tiempo comprobamos como el chícharo fue importante; las má antigua referencia que conocemos data de 1621; en el libro de Germán Santana Pérez Mercado local en las Canarias Orientales durante el reinado de Felipe IV aparece: "Junto a los cereales, base de la alimentación, las legumbres complementaban la dieta diaria. Su producción se extendían por las tres islas, siendo más variada quizás en Gran Canaria, constituyendo también una base para la exportación a otros puntos, al igual que los cereales. Entre las legumbres las más importantes por la cantidad emitida eran las lentejas, los chícharos, los chochos, las arvejas, las habas y los garbanzos... ".

Y aun en el XVII Thomas Arias Marín de Cubas, en Historia de las Siete Islas de Canaria, anota un lindo párrafo de antropología: "Eran los canarios, por la mayor parte, de estatura de cuerpo más que medianos, anchos de miembros, grandes fuerzas, hubo algunos agigantados, cuando nacía la criatura le echaban agua en la cabeza y había personas dedicadas a este oficio, y eran mujeres viejas de la madrugada, y decían adquirir cierto parentesco con los padres y el niño, y labrándole los brazos y pecho con pedernal sajando la carne, y tal vez el rostro. Su trato era tocar unas cosas por otras. Las tierras para sembrar eran concejiles que todos los años se repartían, daban de todos frutos, que fueron cebada de dos géneros, habas, yeros blancos, chícharos, cabras, puercos, ovejas sin lana que es otros género de ganado que hay en África, y perros".

Pero la primera descripción científica la dará un siglo después José de Viera y Clavijo en su Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias: "Lathyrus satinus Planta leguminosa que se cultiva en los predios de nuestras islas y que en Castilla se llama tito y almorta y en Francia gesse...". Además, es el único autor que habla de sus cualidades gastronómicas: "...Cuando están todavía verdes son dulces y sabrosas; y después de secas, buenas para usadas en potajes como arvejas, habas, garbanzos y demás legumbres. Los chicharrón pasan por nutritivos y su caldo por aperitivo y laxante. Pertenece a la diadelfia decandria". Deja claro, pues, que chícharo y almorta son una misma cosa.

Pero hay más: a principios del XIX, Francisco María de los Dolores José del Cristo León y Falcón, nacido en Las Palmas de G.C. en el seno de una familia acaudalada emparentada con los hermanos León y Castillo y otras familias del más rancio abolengo insular, que hizo carrera militar etc., etc., en el texto Agricultura y Paisaje en Canarias, la perspectiva de Francisco María de León Falcón se abordan los cultivos de legumbres, "Las habas, lentejas, chícharos, arvejas y garbanzos se plantaban en alternancia con los cereales. Había dos variedades de lentejas: la negra, que se usaba para pastarla en berza para el ganado, y la blanca, para granar. De los garbanzos, dos, uno de este nombre y otro identificado como garbanzas, mayores, más tiernas y sabrosas". Y casi un siglo después, en 1888, el médico, y antropólogo a la fuerza, Víctor Grau-Bassas en su trabajo Usos y costumbres de la población campesina de Gran Canaria señala: "Legumbres: es un cultivo muy generalizado, pero de muy escaso rendimiento. Se cultivan habas, lentejas, chícharros, arvejas y judías y chochos".

Digamos, casi para finalizar, que por el abandono de su agricultura hemos perdido un singular plato de nuestra cultura culinaria: el Rebogao de chícharos. Pero, fíjense ustedes, hace años descubrimos en Suecia la Ärtsoppa o la Ärtsopp med fläsk (cuando lleva carne de cochino), un puré amarillento cuya legumbre, dicen, es el guisante que al madurar toma ese color y sabe a lo mismo que el chícharo. Lo hemos traído de Suecia o nos lo han traído, porque nos chifla, nuestro amigo y columnista de los jueves en este rotativo Lamberto Wägner. Se envasa tal y como los chorizos de Teror, aunque las porciones son más grandes, y cuando viene enlatado se expende bajo el nombre de Soldatens ärtsoppa, pues fue rancho cotidiano de la soldadesca; es decir, en tan finolis país el rancho militar también fue un potaje, y nada menos que de chícharos. Porque para nosotros son chícharos. Y por eso se dice aquello de: "En todas partes cuecen habas".

Recordemos por último que su consumo diario y prolongado produce latirismo mediterráneo, enfermedad que lleva a la parálisis y hasta la muerte, descubierta por los médicos Ley y Oliveras de La Riva, obviamente tras nuestra última Guerra Civil. Perdónenme el rollo, pero la ONU ha declarado el 2016 Año Internacional de las Legumbres y ha de conocer todos los efectos colaterales tanto de las guerras como del chícharo. No es fácil.

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