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El peligro de las redes sociales

La Fiscalía alerta del uso de aplicaciones con borrado para acoso entre menores

En 2015 proliferaron en Las Palmas delitos contra la intimidad y la integridad moral cometidos a través del programa de mensajería instantánea Snapchat

La Fiscalía alerta del uso de aplicaciones con borrado para acoso entre menores

Las nuevas tecnologías generan numerosas posibilidades para la sociedad, pero hay que tener cuidado con la utilización que se hace de ellas. La Fiscalía de Menores de Las Palmas alerta que el uso, cada vez más frecuente, del programa de mensajería instantánea Snapchat entre adolescentes dificulta la labor de la Justicia en aquellos casos en los que se usa este medio para cometer delitos, principalmente de amenazas, contra la intimidad y la integridad moral.

Esta aplicación permite que el emisor programe el autoborrado de los archivos que se envían una vez que éstos son abiertos por el destinatario, con lo que pueden desaparecer, incluso, al segundo. Los actos delictivos a través de esta plataforma por parte de menores apareció y creció en el último trimestre de 2015 en Las Palmas, una tendencia que, al menos de momento, se mantiene en los mismos niveles en lo que va de año.

En la memoria anual de 2015 la Fiscalía General del Estado destaca que en España el número de delitos de acoso a menores de 16 años a través de las tecnologías de las comunicación creció un 63%, al pasar de 60 en 2014 a 98 el pasado ejercicio. La reforma del artículo 197.7 del Código Penal, que entró en vigor el 1 de julio de 2015, incluyó la penalización del sexting -contracción de las palabras sex (sexo) y texting (texto o mensaje)-. Así, quien difunda imágenes o vídeos de carácter erótico de una persona, aunque las haya obtenido con su consentimiento, se expone a una sanción.

El informe no especifica ni detalla los datos por comunidades autónomas ni provincias, pero sí resalta que la Fiscalía de Menores de Las Palmas alerta sobre el uso, cada más extendido, de 'Snapchat', una aplicación móvil con luces y sombras.

Monserrat García, fiscal de menores de la provincia oriental, asegura que los menores que cometen agresiones a través de este medio buscan "impunidad". En estos casos la víctima no puede aportar pruebas documentales de la comisión del delito, como sí ocurre en otras redes sociales como WhatsApp, Instagram o Youtube, las tres plataformas que más usan los menores para cometer delitos de esta naturaleza. No obstante, García aclara que pese a la dificultad que aflora en la investigación ante la falta de pruebas físicas -y la imposibilidad de ir "de forma solvente" a juicio si la persona afectada, además, no cuenta con testigos-, este programa de mensajería instantánea "no da lugar" a una impunidad total.

Amenazas

Los tipos de delitos más frecuentes a través de Snapchat son leves -relacionados con amenazas- y contra la intimidad y la integridad moral -como consecuencia de la difusión de fotografías o vídeos de carácter sexual-. García señala, sin especificar el número exacto, que la mayor parte de las infracciones se producen por amenazas que un adolescente envía a otro a través de esa aplicación. El perfil de este tipo de agresor es complicado de definir, ya que según expone García, puede ser muy variado. "Hay chicos con un entorno muy normalizado y otros que son delincuentes habituales", esgrime.

De otra parte, se sitúan los delitos contra la intimidad y la integridad moral por la difusión de imágenes o vídeos de carácter sexual que, en el 99% de los casos, afectan a chicas. La fiscal de Menores de Las Palmas sostiene que estos casos se caracterizan, por lo general, por la "nula o escasa conciencia" que los adolescentes tienen sobre la importancia de preservar la intimidad. Los menores que cometen este tipo de delitos, según Monserrat García, son "muy normalizados" y no tienen, aparentemente, problemas en su entorno.

El uso que los menores hacen de Snapchat para delinquir tiene, al igual que una moneda, su cara y su cruz. García explica que si bien esta aplicación hace más complicada la investigación al borrar los archivos que se envían a través de ella, tiene también su parte positiva. Mientras que la divulgación de una foto en WhatsApp o Instagram persiste en el tiempo -dado que puede quedar almacenada en el dispositivo en el que el receptor la recibe-, en Snapchat "el daño está hecho", pero no permanece, esgrime la fiscal, al borrarse cuando expire el tiempo de existencia que programó el emisor.

Este tipo de programas de mensajería instantánea nutre, muy a menudo, las relaciones sociales de quienes tienen menos de 18 años. Pero no son exclusi-vamente usados por ellos. "Snapchat no es solo una aplicación de menores", indica García, ya que también los mayores de edad también la utiliza.

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