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Infección urinaria y su prevención

El tracto urinario está compuesto, de abajo hacia arriba (anatómicamente hablando), por la uretra, la vejiga, los uréteres y los riñones. La orina que se produce en los riñones va fluyendo por los uréteres -conductos que unen los riñones con la vejiga- hasta la vejiga, donde se almacena antes de ser expulsada hacia el exterior a través de la uretra. La infección del tracto urinaria (ITU) es uno de los padecimientos más frecuentes del ser humano, desde los primeros días de vida hasta la senectud. Su prevalencia -número de casos- es variable.

Desde los 15 a los 50 años la ITU es prácticamente inexistente en el hombre, mientras que en la mujer tiene una prevalencia que puede alcanzar hasta el 3%. La actividad sexual es un factor importante de riesgo. En ambos sexos, a partir de los 50 años, las modificaciones anatómicas (hiperplasia benigna de próstata en el varón) y fisiológicas (menopausia en la mujer) predisponen a la infección de la vía urinaria. La incontinencia de orina también favorecerá la aparición de ITU. Entre los ancianos la prevalencia aumenta a un 30% en quienes se encuentran en centros geriátricos, y hasta a un 40% en aquellos que presentan ingresos hospitalarios (especialmente si se precisa colocar sonda vesical). En la mujer, el riesgo de infección del tracto urinario se incrementa durante el embarazo, suponiendo un riesgo añadido para la madre (pielonefritis, preclampsia, eclampsia, hipertensión arterial) y para el feto (prematuridad, bajo peso al nacer, muerte perinatal). En líneas generales se dice que las mujeres pueden padecer una infección de la vía urinaria hasta en un 20% a lo largo de su vida. La vía de infección habitual suele ser la ascendente; de ahí que tras una infección de orina que afecta a la vejiga, estos gérmenes puedan desplazarse, incluso, hasta los riñones, desencadenando lo que conocemos como pielonefritis.

Las principales medidas preventivas en cuanto a cambio de comportamiento (medidas dietéticohigiénicas) son:

1. Incrementar la ingesta de líquidos (especialmente cuando se hace ejercicio físico o cuando se está expuesto a altas temperaturas y se suda mucho) con el objeto de diluir y eliminar con micciones abundantes y frecuentes las bacterias que alcancen la vejiga. Durante el verano es importante el consumo diario de fruta y hortalizas.

2. Limpieza anal postdefecación en la mujer siempre en sentido anteroposterior (de adelante hacia atrás), con intención de no aportar gérmenes intestinales al área periuretral (por donde sale la orina).

3. Ducha vaginal postcoital o, mejor incluso, micción postcoital. Es importante decir que, aunque en algunas mujeres es más frecuente que las ITUS aparezcan tras los encuentros sexuales con penetración, no existe transmisión de la infección a su pareja ni viceversa.

4. Corrección del estreñimiento. Sabemos que la mayoría de los gérmenes que ocasionan infección urinaria proceden del intestino, por lo que si están mucho tiempo detenidas las heces, será más probable que contaminen la vía urinaria.

5. Ingesta de zumo de arándanos rojos americanos (se venden en farmacias y parafarmacias en forma de comprimidos y jarabe), con la finalidad de impedir que los gérmenes se adhieran a la pared de la vejiga. 6.- El uso de espumas espermicidas como método anticonceptivo puede aumentar el riesgo de ITU, por lo que las mujeres que tienen ITUS recurrentes deberían usar otro método.

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