Camino de la Capilla Sixtina, de repente, frente a la Disputa del Sacramento, uno se topa con un cuadro que le lleva de viaje a la adolescencia, a los libros de Historia que hojeó en busca de las explicaciones justas para un aprobado rápido. Allí, entre tanta maravilla, en los Museos Vaticanos aparece una obra maestra: La Escuela de Atenas (o La Academia), una pintura al fresco que Rafael Sanzio primero imaginó y luego ejecutó con perfección al lienzo. En una escena protagonizada por filósofos y científicos de la Antigüedad, coronada por dos principios básicos -"que no entre quien no sepa geometría" y "dadme un punto de apoyo y moverá el mundo"-, las figuras de Aristóteles -con una copia de Ética a Nicómaco en sus manos- y Platón -que sostiene el Timeo- debaten sobre la búsqueda de la verdad, a partir de sus propios principios del pensamiento, para componer una secuencia que figura entre las grandes maravillas del arte y que ahora, en el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología (Las Palmas de Gran Canaria), ha sido ampliado a partir de la base creada por Rafael Sanzio.

En la tercera planta de la sala ubicada en el Parque Santa Catalina, que es un deleite para los sentidos o el afán por aprender -y que en breve se convertirá en un reducto para los proyectos de investigación que se desarrollan en Canarias-, un mural de 14 metros de ancho y tres de alto -inspirado en La Escuela de Atenas de Rafael Sanzio- rinde homenaje a los filósofos de la Antigüedad y a los grandes pioneros del conocimiento que aparecieron después del Renacimiento. La pintura reúne a los protagonistas de la obra original y amplía el tributo hasta 140 personalidades del mundo de la ciencia. En el corazón del Museo Elder, junto a Platón, Hypatia, Diógenes o Pitágoras, ahora aparecen genios como Isaac Asimov, Alexander Fleming, Ramón y Cajal, Graham Bell, Marie Curie, Albert Einstein, Yuri Gagarin o Stephen Hawking.

El mural también reserva varios espacios para la representación canaria. En un fresco repleto de guiños, avisos que hay que descubrir con paciencia y detenimiento delante de la obra, figuran Agustín de Betancourt y Blas Cabrera. El primero, natural de Santa Cruz de Tenerife (1758), fue un ingeniero militar que destapó como inventor y técnico urbanístico -en esa tarea destacaron sus trabajos en los canales de San Petersburgo o el Picadero de Moscú-; mientras que el segundo, natural de Arrecife (1878) y que en el fresco aparece como uno de los integrantes de las Conferencias de Solvay -congresos científicos que se celebran en Bélgica desde 1911-, es uno de los grandes físicos de la historia de España: desarrolló su mayor actividad en el campo de las propiedades magnéticas de la materia, donde -por ejemplo- estableció la ley que describe las variaciones que experimentan en el sistema periódico de elementos los momentos magnéticos de los átomos de la familia del hierro (la denominada curva de Cabrera), modificó la ley de Curie-Weiss -que describe la susceptibilidad magnética de un material ferromagnético en la región paramagnética situada más allá del punto Curie- y dedujo una ecuación para describir el momento magnético del átomo teniendo en cuenta el efecto de la temperatura.

Entre los objetos que se asoman por el mural, a la izquierda de Aristóteles y Platón -según la perspectiva de las personas que observan la escena-, aparece el proyecto original del Gran Telescopio de Canarias (GRANTECAN), un aparato estratégicamente situado cerca del astronauta Yuri Gagarin -el astronauta ruso que se convirtió en el primer ser humano que viajó al espacio exterior- o de Edwin Hubble -astrónomo estadounidense que fue de los primeros científicos que demostró la expansión del universo al medir corrimiento al rojo de las galaxias-.

150 objetos

El mural, obra del pintor Conrado Díaz -que contó con la colaboración de José Hernández Afonso para la búsqueda de personajes- e impulsada por Jacinto Quevedo -primer director del Museo Elder-, también destaca por la presencia de múltiples objetos y animales que acompañan a los científicos.

Así, Ramón y Cajal -Nobel de Medicina en 1906 por sus trabajos y aportaciones a la neurociencia- aparece junto a un microscopio; a los pies de Charles Darwin destaca un mono, elemento clave en el trabajo del naturalista británico para explicar su obra El origen de la especies y sostener la Teoría de la Evolución; en los brazos de Karl Linneo, que clasificó a las ovejas domésticas dentro de la especie Ovis aries, sobresale Dolly.

Por la escena también figura Graham Bell -que registró la patente del teléfono en 1876, aunque posteriormente se reconoció a Antonio Meucci como el inventor del aparato- sostiene un móvil. En uno de los extremos del cuadro destaca, a los pies de Albert Einstein -ajeno a ese elemento al estar empeñado en demostrar la Teoría de la Relatividad con unos dados- la manzana que ayudó a Isaac Newton a dar forma a la Mecánica Newtoniana; mientras Guillermo Marconi, impulsor de la radiotransmisión, disfruta de la música con un walkman.

Entre los 140 pioneros elegidos para figurar en la nueva versión de La Escuela de Atenas también sobresalen Thomas Alva Edison brillando en una especie de penumbra con una bombilla en la mano; uno de los hermanos Lumière, inventores del cinematógrafo, que se asoma de un balcón para grabar la escena con una pequeña cámara; o Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, agarra con una de sus manos una cometa -pieza con la que inventó el pararrayos-.

Y cerca de la escena original, Marie Curie -que luce dos chapas por los dos Premios Nobel que recibió-, Dimitri Mendeleiev, Atoine Lavoisier y John Dalton comparten mesa ante la presencia de Leo H. Baekeland y Ernest Rutherford.

Para conocer a todos los presentes en el Mural de los Pioneros -un trabajo recuperado por su actual director, José Moreno-, lo mejor es darse un salto al Museo Elder y disfrutar del módulo interactivo -creado en cuatro meses por el equipo liderado por José Ruano-, que aporta información sobre las atribuciones que sus personajes han hecho a la historia de la humanidad y las relaciones existentes entre ellos.