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Entrevista a Óscar Ruiz Navia

"Hay concepciones muy conservadoras sobre lo que tiene que ser una película"

"Para mí, cada filme es un proyecto de investigación en el lenguaje y en mis propias preguntas", confiesa el cineasta

"Hay concepciones muy conservadoras sobre lo que tiene que ser una película"

¿Cuál es la columna vertebral de Los hongos?

Esta es una película sobre dos adolescentes que tienen una afinidad compartida en el aprendizaje del graffiti, que utilizo como pretexto para mostrar distintas situaciones que viven a su edad. La película es como un viaje por la ciudad en medio de sus aventuras de rebeldía, amor o miseria, y a partir de eso, se van retratando diferentes mundos que coexisten en paralelo en Cali, que es mi ciudad.

¿Por qué escoge actores no profesionales para el reparto?

También quise retratar la vida cotidiana de esos actores, de manera que se mezclaran realidad y ficción. Al final, los personajes son el resultado de mis ideas y de ellos mismos. Me gusta que lo que escribo en un principio pueda cambiar durante el proceso creativo, siempre ajustándonos a los márgenes de producción. Lo que más me interesa del cine es esa posibilidad de trabajar desde la ficción, pero abierto a la realidad, que es donde está la poética de la vida.

¿En qué medida se perfila Cali como un personaje más dentro de la trama?

Lo es bastante, en el sentido de que se reflejan muchas partes de la ciudad y diferencias de barrios, pero siempre digo que no es Cali como tal, sino Cali tal como yo la veo. Nunca pretendí hacer un retrato de Cali, como muchas veces se dijo, sino un retrato de mi punto de vista sobre la ciudad donde vivo ya que retratar una ciudad es complejo, porque hay muchas ciudades en una misma ciudad y cada uno la retrata como la vive y la siente.

¿Qué simbolizan los hongos?

Esta metáfora estaba desde los inicios del proyecto como un motor, porque los hongos son seres vivos que surgen en contextos de descomposición. Entonces, los personajes de la película nacen en medio de una serie de dificultades y son como la vida en medio de la muerte. Y esta especie de mantra está en la búsqueda de la película.

¿Su filmografía busca de manera consciente tomar el pulso de Colombia, lejos de arquetipos y efectos especiales?

Sí que hay una necesidad de dialogar o discutir ciertas temáticas sociales o políticas que nos incumben en nuestro país, no desde la espectacularidad, sino a través de otras formas más metafóricas, que permiten una reflexión mayor y no simplemente una producción caricaturesca de la vida y de las situaciones que vive Colombia. Creo que es importante que se encuentre la singularidad dentro del cine colombiano, que cada autor tenga su propia voz, su propio estilo y su propia búsqueda, y que todo eso nos pueda conectar con la vida.

¿Se identifica con el epígrafe de "cine de autor colombiano"?

Para mí, cada película es como un proyecto de investigación en el lenguaje y en mis propias preguntas. Creo que mucha gente hace cine simplemente para repetir esquemas, ganar dinero y tener un confort, porque no tiene ese tipo de preocupación por generar preguntas. A quien le interesa este otro cine para pensar creo que lo disfruta mucho. En mi caso, no me interesan las tramas esquemáticas que van de un lugar al otro, sino que busco generar preguntas y dejar otras cuestiones a la imaginación de la gente. A veces, me dicen que mis guiones no tienen rigurosidad, pero creo que hay unas concepciones muy conservadoras sobre lo que tiene que ser una película.

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