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Entrevista a Antonio Díaz, 'Mago Pop'

"Victoria Beckham se entregó muchísimo y se quedó encantada con una rosa"

"Un día un mago sacó una moneda de mi oreja y yo me pasé las cuatro semanas siguientes esperando sacar más", relata el mago e ilusionista

"Victoria Beckham se entregó muchísimo y se quedó encantada con una rosa"

En La gran ilusión muestra una gran variedad de estilos y trucos, de lo clásico a lo nuevo.

Así es. Combino la magia de cerca, que se basa en la habilidad digital, con los efectos de los trucos imposibles y las grandes ilusiones. Hay de todo: desapariciones, transformaciones, teletransportación...

¿Se podría decir que ha invertida media vida en este espectáculo por las horas de ensayo?

Sí. Totalmente. Es un resumen de mi vida. Hay juegos que llevo haciendo desde la adolescencia y otros que soñaba de niño y que no he podido realizar hasta ahora.

Eso en cuanto a la magia, pero ¿cuenta la historia detrás del Mago Pop o de Antonio Díaz?

También. Desde luego. Empecé en la magia con cuatro años. Un día un mago sacó una moneda de mi oreja y yo me pase las cuatro semanas siguientes esperando sacar más. Pensé: "aquí hay negocio seguro". Así que empecé a hacer juegos, dándole la tabarra a amigos y a la familia, dedicándole todas las horas del mundo. Pero, realmente, nunca tuve ese momento Concha Velasco, "Mamá, quiero ser artista". Lo mío fue progresivo. Y creo que en mi familia, cuando me veían de adolescente, ya sabían que iba a hacer esto. Incluso cuando me licencié en Arte Dramático y empecé a estudiar teatro y demás. Lo hago con una intención y un plan, porque quería hacer magia y sabía de las herramientas que me podía aportar la interpretación, a nivel actoral y a la hora de entender el negocio o cómo se crea y se gestiona una compañía. Es algo que me ha dado muchas herramientas.

¿Guarda afecto hacia sus primeros trucos?

Desde luego. Hay un juego en el espectáculo que se basa en la habilidad digital con cartas, que es un homenaje a esas horas de ensayo y práctica de mi infancia y adolescencia; años que se resumen en estar todo el día con las cartas.

¿Tiene alguna preferencia en cuanto a los géneros?

A mi me gustan todos, especialmente la sensación que aporta el sorprender al público. El sonido de asombro de un auditorio lleno es incomparable. Se encuentra en muy pocas disciplinas artísticas. Conocemos el grito, el aplauso entregado y demás, pero el sonido que te da un efecto de magia que no logras comprender, ese sonido de respiración contenida y admiración... Ese ruido raro, solo lo crea la magia. Y trabajo para conseguir ese sonido específico.

El espectáculo suma 450.000 espectadores.

La verdad es que nunca lo hubiera pensando. Empecé a crear La gran ilusión hace unos tres años y nunca me imagine una acogida como la que ha tenido y que fuéramos a competir con los grandes musicales de Madrid. Eso ha pasado. Hemos estados en los mejores teatros del país y con el patio de butacas lleno todo los días. Por mucho que lo sueñes, es difícil que ocurra y, por suerte, lo estamos viviendo. Estamos muy agradecidos.

¿Dónde está el secreto?

Creo que el boca a oreja tiene una gran parte de culpa. El hecho de que yo haga televisión ayuda, porque nos permite llegar a un público más amplio. Pero al final creo que si el espectáculo no funcionase, iría bien al principio y acabaría por desinflarse. Y nos ocurrió lo contrario. Empezamos con salas de medio aforo y a las dos semanas el teatro se empezó a llenar todos los días. Y el boca oreja es el secreto. Basta con decir que el tío saca un elefante del sombrero, para que le entran ganas de verlo. Además, se genera ese intentar descubrir el truco y compartir cualquier teoría.

¿Cuáles son las principales?

Me las han dicho todas. Una de las más populares es que tengo varios hermanos gemelos repartidos por el mundo. La mayoría de las teorías son mucho más complejas que lo que pasa en realidad. A mí me divierte mucho escucharlas. Ahora muchos vienen con teorías que parecen física cuántica.

¿Dónde encuentra la inspiración en el proceso creativo?

Ahora me gusta marcarme un desafío y después buscarme la vida para ver cómo lo hago. Por ejemplo. Un día me dije: "quiero teletransportarme a Nueva York", y después me tocó pensar mucho para crear esa ilusión que ha sorprendido tanto. Lo hago a través de todas las técnicas básicas que conozco o si no invento nuevas con mi equipo. Afortunadamente, me he podido rodear de gente potente en el mundo de la magia, para buscar el más difícil todavía que es lo que nos permite progresar.

¿Cuáles son los trucos que más han sorprendido?

Éste de la teletransportación funcionó muy bien. Otro fue el que le hice a Stephen Hawkins relacionado con la gravedad por el hecho de ser él. También, hace poco, hice una teletransportación en la noria de Londres que causó mucha sensación. Al final, sorprende todo lo nuevo y lo que el público no ha visto antes. Y también funcionan los juegos con celebridades.

¿Quienes son los famosos que más se han sorprendido?

Diría que Antonio Banderas porque es una persona superextrovertida y reaccionó de una manera muy especial. También Neymar, porque le flipa la magia y tiene un punto loco con sus colegas, que se pusieron a gritar como locos. Hice uno hace poco a Victoria Beckham en una gala en Londres a la que me invitó Eva Longoria y, apesar de esa apariencia distante que tiene, se entregó muchísimo. Hacía levitar una bola de papel y ésta se convertía en una rosa. Se la regalé y se quedó encantada.

¿Qué le aporta el actuar en la calle con gente anónima como hemos visto en televisón?

Diría que credibilidad, hay público que desconfía del escenario y se pone a buscar trampas, dobles fondos y espejos. En la calle, las reacciones son muy autenticas. Haces un juego a 20 centimetros y no le encuentran explicación. La magia callejera, como género televisivo tiene mucha credibilidad, por las reacciones de la gente.

Bueno, aquí el incrédulo sospecharía de los cortes de cámara y el público cómplice...

Claro. La gente lo piensa y por eso tiene tanta fuerza el espectáculo en directo. Se les vienen abajo las teorías al verlo en vivo. Cuando les pasa en sus narices es cuando realmente se vive al máximo la experiencia mágica. Por eso, a una mayoría del público le gusta más el teatro que la tele y ha tenido tanto éxito La gran ilusión.

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