El ballet y el flamenco se dan la mano en Zaguán, ¿cómo define esta pieza?
El ballet Zaguán es una suite flamenco en la que invité a cuatro de los coreógrafos más emergentes en el mundo del flamenco, que son Marco Flores, Mercedes Ruiz, La Lupi y Blanca del Rey, esta última una legendaria del flamenco, que nos ha cedido su emblemática pieza Soleá del Mantón para incorporarla al repertorio del Ballet Nacional de España. Zaguán, como su propio nombre indica, hace referencia a la estancia que sirve de entrada para unir diferentes estancias del hogar. Y este es el simbolismo de los cuatro diferentes lenguajes de los coreógrafos invitados, que emergen dentro de un mismo ballet al abrigo de la música compuesta por Jesús Torres y un vestuario de época maravilloso, diseñado por la tinerfeña Yaiza Pinillos.
¿Cómo contrasta este ballet con la pieza sucesiva, Alento?
Efectivamente, esta primera parte flamenca va a contrastar con la segunda parte, Alento, un ballet propio que yo mismo he coreografiado y en el que hago un repaso de toda mi carrera coreográfica hasta ahora, con muchas piezas que puse en pie en mi compañía privada Antonio Najarro. Y lo hago gracias a la excelente composición musical de Fernando Egozcue, uno de mis inspiradores absolutos a la hora de crear, que ha hecho una composición llena de ritmo donde se mezclan distintos estilos, como el blues, el jazz, el soul, con elementos muy españoles. Esta música inspira Alento, una pieza con cinco movimientos diferentes y mucho movimiento coreográfico de todo el cuerpo de baile del Ballet Nacional de España; pasos a dos, solos con mucha dinámica y una visión muy vanguardista, porque esa es mi visión de la danza española y, principalmente, de la danza estilizada o clásico-española. Este aspecto es lo que más exprimo como coreógrafo, con un uso muy potente de la castañuela y de los elementos técnicos de piruetas, saltos o zapateados, entre otros.
Ambas piezas ponen de manifiesto su defensa del ballet como mezcla de estilos frente a una perspectiva más purista.
Sí, en Alento, por ejemplo, puedes ver desde un comienzo de una primera bailarina con castañuelas, luciendo una bata de cola súper elegante, hasta un número de chicos con una música absolutamente percusiva y jazzera, vestidos con terciopelo, con cuero y con chaquetas de cuero. Esta pieza absolutamente vanguardista y moderna que, fusionada con la danza española, hace que tenga un carácter totalmente original, contrasta con el número de bailarinas solistas con batas de cola llenas de plumas, que simulan animales etéreos. En este sentido, Alento es una pieza muy moderna, porque pasa por muchísimos estilos y ambientes diferentes.
¿Cómo ha sido la acogida de este ballet hasta ahora?
El ballet nos está dando muchas satisfacciones y está teniendo un tremendo éxito en todos los países que visitamos, como Japón o China, o en Europa. Me siento muy satisfecho con el resultado y estoy muy feliz por poder seguir llevándolo a otras ciudades, como a Las Palmas de Gran Canaria.
¿Diría que Alento es su pieza más personal?
Alento soy yo en estado puro. Cualquier movimiento, cualquier pieza, el diseño de luces y el vestuario diseñado por Teresa Helbig definen totalmente lo que soy como creador y lo que me gusta reflejar con mi creación en la danza española, que es la elegancia contrastada con la trasgresión. Pero también aspiro a hacerla totalmente accesible al público de todas las edades, sobre todo, a ese público joven que venga por primera vez a un espectáculo de danza española. En este sentido, estoy seguro de que esta es una pieza con la que se van a sentir identificados, porque tiene muchísimo ritmo y, a la vez, muchísima sensibilidad; desprende técnica, pero también corazón, y así es como soy yo. Me considero un creador de mucha luz, mucha elegancia, que utiliza a todos los bailarines que pueda, porque hasta los 40 bailarines del Ballet Nacional de España están en el escenario bailando coreografías con mucha dinámica. Y al mismo tiempo, uso elementos característicos de la danza española, que es un tipo de danza tan completo, que todos los sentimientos y sensibilidades, en todas sus vertientes posibles, se transmiten a través de ellas.
¿En qué medida conectan y dialogan entre sí ambas piezas?
Pues dialogan en el sentido de que todo el material coreográfico que se desprende de estas piezas están concebidas por creadores contemporáneos de una generación muy similar. Cada uno, con sus carreras y desde sus compañías, defienden un lenguaje muy personal; y esa ilusión y esa mirada que tiene cada uno de ellos hace que todo el espectáculo tenga una luz muy especial.
¿En qué se basan ese lenguaje y esa mirada común?
Todos los creadores que hemos formado parte de estas dos piezas somos muy emprendedores, muy de hoy, porque conocemos muy bien las bases de lo que estamos tratando, que son las bases de la danza española y del flamenco, pero, al mismo tiempo, vivimos el presente. Todos nos empapamos de todo lo que nos rodea, porque todo lo que nos rodea -que en mi caso, por lo menos, es sobre todo, la pintura, el cine y la moda- nos empapa y todo nos hace crear un estilo personal que define, además, nuestra actualidad. En definitiva, lo que nos une es que este es un espectáculo de nueva creación, concebido por artistas con un gran deseo de decir algo y de aportar algo a nuestra danza española. Todo eso es lo que emana de este espectáculo.
¿Cómo fue el trabajo con Blanca del Rey, una de las grandes bailaoras de España?
Blanca del Rey es la persona que más dista en cuanto a edad dentro del elenco y también en cuanto a lo que podamos estar haciendo actualmente en la danza española. Sin embargo, es una artista que respeta tantísimo la evolución de la danza española, y que ha creado una pieza como la Soleá del Mantón, incorporada dentro de Zaguán, que continuamente nos demuestra que ella nunca pasa de moda. Blanca del Rey es totalmente atemporal y esa pieza, como ella, entra perfectamente dentro de este proyecto.
Una de sus premisas, como director del BNE, fue que el ballet se acerque a la cultura de la calle y a los creadores contemporáneos. ¿Diría que lo ha cumplido hasta ahora?
En los cinco años que llevo dirigiendo el BNE hemos conseguido muchas cosas, porque hemos realizado muchísimas actividades, aparte de lo que es la mera representación en un teatro. Me refiero a desfiles de moda, que han tenido una repercusión internacional increíble, como el que hicimos en la Fashion Week de Madrid, con las bailarinas del BNE desfilando para el diseñador Juan Duyos, en 2015. Ese desfile tuvo una gran repercusión mediática a nivel mundial, que no nos esperábamos; la cuantificaron económicamente y era una cifra increíble. También hemos hecho muchas actividades solidarias y, hace nada, hemos presentado la primera publicación del libro del BNE para niños, que se está vendiendo en todo el mundo de una manera asombrosa. Por otra parte, no paramos de abrir ensayos del BNE para que vengan a vernos colegios, y que los niños se puedan interesar por la danza española, y estamos intentando abrir el BNE a la sociedad a través de las redes sociales, donde mostramos nuestros ensayos y todo lo que está pasando continuamente dentro del BNE. Este ha sido mi objetivo principal: que el público sepa lo que es el Ballet Nacional de España, que es un ballet de todos los españoles, por el que en estos cinco años han pasado casi 20 coreógrafos invitados, maestros invitados y una calidad de bailarines e intérpretes magnífica. Y pienso que todo eso es un gran empujón que hemos conseguido con mi equipo directivo; con los maravillosos maestros de ballet que hay actualmente en el BNE y con un gran potencial artístico.
