Un proyecto de préstamo educativo que persigue dan una segunda vida, y cuantas sea posible, a los libros de texto, y contribuir a reducir el gasto de las familias de Gran Canaria con hijos en edad escolar en los ciclos de Primaria y Secundaria. Es el fundamento del Banco de Libros Escolares de Gran Canaria, un proyecto impulsado por el Cabildo y desarrollado por Proyecto Odisea, empresa ligada al uso de las nuevas tecnologías y herramientas digitales en el ámbito educativa, que prevé entrar en funcionamiento tras el verano con el arranque del nuevo curso.
Este sistema digital que la Consejería de Educación del Cabildo grancanario daba a conocer días atrás, comenzó a presentarse a los centros escolares y a las asociaciones de padres y madres de alumnos en diciembre pasado. Una fase informativa, que de acuerdo a la receptividad entre la comunidad educativa hasta la fecha, tiene visos de que vaya creciendo de forma progresiva hasta que estén integrados todos los centros escolares de Gran Canaria. "Esa es la idea", apunta Celeste Hernández, responsable de ventas de Proyecto Edisea.
Esta herramienta tiene su autoría, que son los desarrolladores Ancor Guerra y Ulises Sáez. Y el proyecto que ha recepcionado el Cabildo para dinamizar este banco de libros gratuito de intercambio, con sus préstamos y devoluciones, es fruto de la dinámica de trabajo de Proyecto Edisea en el ámbito educativo, en el mercado canario y nacional. Explica Celeste Hernández que "como empresa de nuevas tecnologías existimos desde 2012 y especializada en el sector educativo y empezamos por otras ramas de gestión a nivel interno y con el tiempo nos fuimos dando cuenta que había necesidades no cubiertas en los centros en esta materia".
Con esa premisa de operar en los centros escolares para "implementar la dinámica de gestión", y tras visitar otras comunidades autónomas nos dimos cuenta de que los libros estaban en el aire, que las ayudas para la compra de libros de texto no llegaban a todo el mundo, y que había una realidad, que todos los escolares necesitan de los libros", este banco de libros fue cobrando cuerpo. "Fue entonces cuando surgió la idea de crear una plataforma para gestionar este tipo de recursos, hablo de los libros de textos en los centros, no las bibliotecas ni los libros de lectura".
El paso siguiente fue conocer cuál era la realidad de los centros escolares de Gran Canaria, en particular en lo que tenía que ver con la gestión del material didáctico para los alumnos de Primaria y Secundaria. Este diagnóstico llevó al equipo de Proyecto Edisea a "hablar con los propios centros para ver cómo estaban funcionando respecto al préstamo de los libros de texto". Según la valoración de Celeste Hernández, "había para todos los gustos, desde centros que nos decían que para los libros nadie daba becas, y que por lo tanto por esta vía no habían libros que prestar a los alumnos; otros los libros cambiaban y que esa antigüedad en los libros no existía".
De cualquier manera, la empresa fijó su mirada en el Cabildo de Gran Canaria en busca de un soporte institucional y económico que diera a la herramienta la cobertura y solidez que requiere. "Nos dirigimos al Cabildo, aunque nuestro cliente directo es el colegio, pero funcionan con presupuestos limitados", subraya.
El proyecto terminó de tomar forma en el Cabildo, y fue entonces cuando se comenzó a crear la plataforma para este proyecto en particular. "Esta herramienta se caracteriza por generar un producto de base individual para los centros, y el Cabildo vio desde el primer momento que era una iniciativa de ámbito insular", detalla la responsable de ventas de Proyecto Edisea.
Adhesiones
La dinámica de trabajo con esta plataforma no requerie de los centros y de las Ampas que dispongan de personal técnico y especializado. "Un centro quiere adherirse al proyecto, nos trasladamos allí, le mostramos la herramienta que ya esta hecha, además de formar a todas las personas que vayan a utilizar la plataforma", además de fomentar la creación de grupos de trabajo que se presten a colaborarar en el banco de préstamo.
La empresa desarrolladora de este sistema para intercambio asegura que "la respuesta hasta ahora ha sido muy positiva y aunque requiere un trabajo, el ciudadano ve como repercute en un beneficio para la comunidad escolar y las familias". Los recursos están disponibles sin que la administración insular, en este caso, tenga que inyectar dinero al programa para dotarlo de recursos didácticos. En opinión de Celeste Hernández, "este año los niños tienen en sus manos los libros en sus respectivos cursos. ¿Qué es lo que buscamos? Pues que estos libros tengan nuevos usos por otros alumnos e intentar reducir el gasto de las familias.
Los resultados de cara al nuevo curso académico habrán de valorarse en su momento. "No sabemos si cuando comience el proyecto se van a cubrir todas las necesidades, lo que si está claro es que saldrán libros de las estanterías de colegios y de casas particulares. Y cuando ponemos en valor ese recurso dentro del banco de libros, estamos adquiriendo derechos sobre el mismo, es decir, entrego este libro que mi hijo no lo necesita, y en septiembre y de cara al nuevo curso preguntaré la disponibilidad de los libros que mi hijo necesita".
