¿Qué tipo de revista es 'Crónica Popular'?
Evidentemente es una revista de contenido político e histórico, que nació desde la izquierda y para la izquierda, creada por un grupo de veteranos luchadores antifranquistas, a los que después se ha unido gente joven, fundamentalmente del movimiento de los indignados. Recoge una composición entre los que vivieron la lucha antifranquista y los que ahora viven las reivindicaciones actuales. Este suplemento, el cuarto que se publica en papel y que está a la venta en la Librería Canaima, cuenta con firmas de gran prestigio entre economistas, periodistas, politólogos, sociólogas y figuras como el del historiador Paul Preston, el catedrático David Ruiz, el exmagistrado Juan José del Águila y entre una larga lista, el también catedrático Pedro-Pablo Millares.
¿Esta publicación se posiciona para pedir la III República?
Se hace una defensa de los derechos y avances sociales alcanzados durante la II República al tiempo que reclama la legitimidad de su buen gobierno. Debemos recuperar esos valores. Los de una democracia plena en la que, para empezar, los ciudadanos eligen a su jefe de Estado. Además, es cierto que en la República hubo unos valores que ahora se han intentado recuperar poco a poco, como los derechos de la mujer y su presencia en cargos de responsabilidad.
¿Cómo analizan el papel actual de la monarquía?
Cada día está más devaluada y ahí está el trabajo periodístico que considero refleja una realidad. Es un estamento que ha perdido mucha popularidad y apoyos. Por un lado está la gente de edad que nunca ha renunciado al ideal republicano, que es el ideal de democracia absoluta, y por otro los más jóvenes que tienen claro que la monarquía es una institución medieval.
¿Considera que aún hay temor a la hora de posicionarse?
El miedo ha sido la característica imperante del pasado y a pesar de que hoy en día uno puede salir a manifestarse con la bandera republicana, existe un aumento de la violencia verbal y física desde los movimientos neonazis. Ni siquiera el PSOE nombra la República en sus fundamentos, pese a que estuvo en el Gobierno, tuvo muchos cargos y después fusilados y represaliados. Podemos tampoco es un partido republicano. Pablo Iglesias, entonces eurodiputado, participó en 2015 el acto de conmemoración de los republicanos españoles que participaron en la liberación de París de 1944 y evitó nombrar la palabra República en todo momento. Hablaba de españoles, no de republicanos, mientras el gobierno francés pidió perdón a los republicanos y ondeó la bandera en el desfile de las fuerzas armadas. Por eso, salvo Izquierda Unida, nadie habla de república en España.
¿Tienen conocimiento de cuántos descendientes de exiliados hay por el mundo?
Es algo muy complicado, al no haber registro de salida y muchos no mantienen contacto. Además, están dispersos y muchos perdieron su condición de españoles. Hay que recordar que el ministro Serrano Suñer en un viaje a Berlín, en el año 41, y en el que se entrevistó con Hitler pidió que se le quitará la nacionalidad a todos los españoles en la Francia ocupada. Por eso, mientras el resto, tras la liberación, fueron devueltos, los españoles quedaron abandonados. Hay que distinguir también entre los exiliados de 1939 -se calcula que medio millón de personas cruzaron la frontera con Francia- y que está integrada mayoritariamente por republicanos, mientras que posteriormente se produjeron distintas oleadas de una emigración más vinculada a la situación económica en España de la posguerra, aunque hubo exilios puntuales en caso de represaliados que temían por su vida. Un caso conocido es el del poeta comunista Fernando Macarro Castillo, conocido como Marcos Ana, recientemente fallecido. Fue detenido y encarcelado nada más finalizar la guerra y es conocido por ser el prisionero político con más años en prisión. Cuando salió, en 1961, le recomendaron salir de España.
¿Los republicanos exiliados pertenecen al grupo de olvidados de la historia europea?
Sí. Primero lo fueron en su país por cuestiones políticas y después tras su participación significativa en la II Guerra Mundial, donde llegaron a liberar la ciudad de París en agosto de 1944 encuadrados en la División Leclerc, sin recibir ningún reconocimiento a cambio. Mi artículo termina con una frase de Max Aub. "Perdimos. No lo admití hasta ahora que regresé. Creía que a pesar de todo quedaba vivo nuestro recuerdo, nuestro rostro, que la gente no hablaba y no escribía de nosotros porque no podía, porque lo prohibían, por miedo. Tal vez fue cierto en los primeros tiempos pero después enseguida, sencillamente, fuimos borrados del mapa". Este es el sentimiento del exilio.
¿Queda mucho por hacer para dignificar este recuerdo?
Sí, pero es complicado. La mayoría no son conocidos. Solo se conoce a un grupo limitado de artistas que ya eran famosos antes de su partida. El grueso del mismo, con una importante presencia de científicos, queda en un plano más desconocido. El propio doctor Juan Negrín es ejemplo de esos científicos de primer nivel que acabaron en el exilio. Pero bueno, ocurre como con la Memoria Histórica y hay muchas dificultades, cuando parece que han pasado suficientes años y se intenta buscar justicia y descanso para los familiares de las víctimas. Es de justicia que quieran recuperar a los desaparecidos y darles un final digno. Este tipo de dificultades también afecta al colectivo de exiliados, a los que estuvieron luchando contra el fascismo en Francia o los que terminaron en campos de concentración nazis. ¿Quién los conoce? ¿Quién sabe que en Mauthausen hubo 5.000 españoles? Afortunadamente quedan las fotografías de Francisco Boix y que fueron pruebas importantes en los juicios de Núremberg y Dachau.
¿Usted vivió el exilio?
Yo soy hija del exilio, aunque nací en España por edad. Mi familia salió en enero del 39 a Francia, a pie por los Pirineos, y tenían un sentido de la patria muy potente como todo los exiliados. Tanto que se volvieron al recibir información de que la República resistió. El sentimiento patriótico es común en los exiliados. Le pongo un ejemplo. Uno de los socios de la Asociación es hijo de un militar republicano, que fue fusilado al día siguiente del Golpe de Estado. Su madre huyó como pudo a Francia, con su hijo a cuestas. Salieron adelante como pudieron, sin dinero, referencias y nada. Él estudio Derecho y cuando fue a colegiarse le dijeron que necesitaba ser francés. Él respondió que nunca iba a perder la nacionalidad española. Decidió no ejercer la abogacía, con el sacrificio que le había costado, por su sentimiento patriótico. Pero el dictador hablaba de que el patriota es el que está en España, los que están fuera son traidores a la patria. ¿Se puede ser más patriota que este ejemplo?
¿Qué sensaciones le produce ver las imágenes de los refugiados sirios en Europa y que opina sobre el trato que están recibiendo el conjunto de refugiados?
Se me saltan las lágrimas, porque es una situación muy similar. Se repite la historia. Las imágenes del frío extremo de Macedonia son idénticas a muchas fotografías que tenemos los exiliados republicanos en casa. Nos trae muchos recuerdos, porque los españoles estuvieron en campos de concentración en el sur de Francia y de verdad se te saltan las lágrimas. Es el mismo maltrato. Nosotros tenemos una persona en la asociación muy querida. Tiene dos nombres: Libertad y María Luisa. Le pusieron el segundo en España, porque el primero no les gustó y le pusieron María Luisa. Ella nació en enero de 1939 y en febrero sus padres pasaron la frontera. En el ayuntamiento de Madrid hicieron una exposición de Macedonia. Salía un niño jugando con una rueda. Y justo Libertad tiene una foto exactamente igual del 41. La Unión Europea tiene que hacer algo y ayudar.
