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Entrevista a Gloria Poyatos Matas

"La justicia siempre fue de hombres; hay que conquistar la igualdad real"

"Es una anomalía que una mayoría de jueces decida sobre la ley del aborto, sobre algo tan femenino", comenta la magistrada

"La justicia siempre fue de hombres; hay que conquistar la igualdad real"

Gloria Poyatos Matas es magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Canarias y presidenta de la Asociación de Mujeres Juezas de España (AMJE). Una de las últimas sentencias en las que actuó como ponente se acaba de alzar con el premio 'Women's Link Worldwide', al definir oficialmente por primera vez en España la técnica de tratar casos con perspectiva de género.

¿Puede explicar por qué se ha premiado la sentencia de la que es ponente?

Quiere decir que integra el principio de igualdad en la interpretación y aplicación del ordenamiento jurídico. Hay más sentencias en las que se ha tenido en cuenta este principio, pero ésta es la primera que define la técnica de juzgar con perspectiva de género.

¿Quiere usted decir que en la Justicia no se aplica la igualdad?

La Justicia siempre ha sido cosa de hombres y sigue siéndolo. De lo que se trata es de aplicar una metodología judicial de impartición de justicia para franquear estereotipos y perjuicios de género y conquistar la igualdad real, porque la formal ya está en las leyes. La brecha de género sigue imperando en todos los ámbitos. Una justicia prejuiciosa o estereotipada no es justicia, es otra cosa.

¿Puede poner un ejemplo práctico?

La conocida como 'la sentencia de la minifalda', de la Sala Penal del Tribunal Supremo en el año 1990. Confirmó sin reparos la dictada por la Audiencia de Lérida en la que se condena a un empresario por un delito de abusos deshonestos, por tocamientos en los pechos y los glúteos por encima de la ropa a una empleada de 17 años de edad, pero añadía que la joven "pudo provocar, si acaso inocentemente, al empresario por su vestimenta". ¿Cómo es posible? Hay más, como una de la Sala Militar del Supremo de 2012 en la que se le redujo la condena a un militar por pegar a su esposa porque se tuvo en cuenta sus condecoraciones militares y su participación en Afganistán, donde "es frecuente utilizar la fuerza". Y hay una reciente, de junio, de la Audiencia de Cantabria en la que se condenó a un hombre por abuso sexual y no por agresión sexual a una niña de cinco años porque "no quedó probado que la pequeña opusiera resistencia física o protestara, llorara o gritara, sino que era habitual que volviera a la casa de este hombre que le hacía regalos para contentarla".

Son sentencias muy...

Machistas, sí. Lo que ocurre es que falta formación, y los estereotipos de género son la base de la discriminación contra las mujeres. Juzgar con perspectiva de género no es una opción del juez o jueza, sino un mandato legal imperativo.

Las juezas denuncian de manera reiterada que en la fotografía de la apertura del año judicial no hay ni una sola mujer.

Es una estampa judicial propia de otros siglos, porque niega simbólicamente los méritos, capacidades y el trabajo de las juezas, pero exhibe sin rubor el infranqueable techo de cristal judicial. Y eso que según los últimos datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) las juezas con menos de 50 años son ya el 64 por ciento de la judicatura española, pero sólo un 13 por ciento de la composición del Tribunal Supremo es femenino. Es decir, de 78 miembros, sólo 11 son mujeres. Y en el Constitucional de un total de 64 integrantes a lo largo de la historia, sólo se ha conocido a seis magistradas. Más aún, nunca se ha elegido a una magistrada española para el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Se supone que en la Justicia debería imperar la igualdad y no haber techo de cristal.

Pues existe. Las juezas monopolizamos el 99 por ciento de los permisos, licencias y excedencias para atender a nuestros hijos o a nuestros mayores. Igual que en cualquier otro sector o trabajo. Pero para ascender en la judicatura, ese tiempo que dedicas a esas tareas de cuidado tan necesario en nuestra sociedad, pues no computa, no cuenta. Y mientras tanto, los jueces varones engordan su currículum y ascienden en la carrera judicial.

Esa falta de aplicación de perspectiva de género, ¿qué consecuencias puede tener en el Tribunal Supremo y en el Constitucional?

Hay que tener presente que el Tribunal Constitucional puede tumbar cualquier ley y decisión adoptada por cualquiera de los poderes del Estado. Pues en breve asistiremos a una excentricidad, una anomalía democrática, cuando se resuelva el recurso de inconstitucionalidad de la ley del aborto. Un debate en el que una aplastante mayoría de diez hombres y sólo dos mujeres van a decidir de forma ajena y abstracta sobre algo tan femenino. Supongamos que fuera al revés, y que la mayoría femenina decidiera sobre la castración química de un delincuente sexual. ¿Nos dejarían decidir sobre una cuestión tan... masculina?

¿Este mensaje cala entre los jueces o lo ignoran, lo retrasan...?

Cala, pero con más lentitud de la que debiera, cuando es tan sencillo como que el Derecho tiene género y tiene que ser la herramienta que sirva para corregir la desigualdad.

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