El director chino Wang Bing se alzó el pasado fin de semana con el Leopardo de Oro a la Mejor Película en la 70ª edición del Festival Internacional de Cine de Locarno por su documental Señora Fang. El jurado oficial, encabezado por el director francés Olivier Assayas, distinguió con el máximo galardón del certamen cinematográfico suizo el "retrato austero y cuidado" que esboza Bing en esta coproducción de China, Francia y Alemania sobre los últimos días de vida de una campesina que sufre un avanzado estado de Alzheimer.
El jurado de Locarno reconoce con este dictamen la trayectoria de uno de los directores de documentales más importantes de China, que el año pasado formó parte del jurado de este mismo certamen y que, además, obtuvo la Lady Harimaguada de Oro en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria por su documental anterior, Bitter Money.
A la luz de esta concordancia entre ambos palmarés, Miguel Ángel Pérez Quintero, miembro de la Asociación de cine Vértigo y del comité de selección del certamen grancanario señala, después de su paso por Locarno, que "esta convergencia es positiva, porque significa que ambas líneas de programación intentan hablar con el espectador en el mismo idioma, que es atendiendo a esos distintos tipos de cine de interés". A este respecto, aclara que "una cosa son los festivales y otra son los jurados, que son un microcosmos con un criterio específico". "Pero las casualidades existen y supongo que quieren decir algo; y, en este sentido, refrenda el camino que el Festival de Cine de Las Palmas ha ido tomando a lo largo de los últimos años".
El vencedor de la última entrega de Locarno ha sorprendido al grueso de la crítica y el público "por inesperado", toda vez que resitúa la línea del certamen suizo en su apuesta por el cine de autor más personal. "Creo que es un premio digno, válido y merecido, que hace honor a un director soberbio y asiduo en los festivales de cine de todo el mundo", apunta.
Asimismo, la estela que marca el Festival de Cine de Locarno, que se celebra en esta pequeña ciudad al sur de Suiza y que suma apenas 16.000 habitantes, sirve como faro en el mapa de certámenes cinematográficos internacionales que se suceden a partir de septiembre. "Locarno abre muchos caminos, porque saca de la oscuridad a muchos directores y cinematografías", apunta Pérez Quintero. "Aunque discurran muchos festivales entre medias, muchos certámenes en España, como Sevilla, Gijón o Las Palmas de Gran Canaria, se nutren de Locarno y raro es el año en que no cae algún título de este festival".
Con todo, el experto pudo asistir a la proyección del cortometraje Plus Ultra, de los cineastas canarios Samuel M. Delgado y Helena Girón, también ganadores en la pasada edición del festival capitalino. "Fue un enorme placer y su presencia en Locarno supone un paso muy importante para el cine canario", concluye el representante de la Asociación de cine Vértigo.
