"A lo largo de 30 años, la gente me ha dejado entrar en sus casas, en las cocinas de sus vidas, y me han contado tantas barbaridades, y han confiado tanto en mí, que tenía que devolver de alguna manera esas historias prestadas". Así comenzó anoche el emotivo discurso de la periodista grancanaria Marisol Ayala con motivo de la presentación de su libro Historias Prestadas (Mercurio Editorial, 2017), una compilación de sus mejores columnas publicadas en estas páginas, que glosan tres décadas en el ejercicio del periodismo a pie de calle para contar las historias de la gente sencilla.

La periodista, que estuvo acompañada en el Club LA PROVINCIA por la también periodista Cira Morote, jefa de sección del área de local de este diario, y por la historiadora Coca de Armas, prologuista del volumen, revivió anoche ante un aforo abarrotado sus difíciles vivencias puerta a puerta para registrar los problemas, heroicidades y tragedias de los vecinos de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, "de la que hoy es Hija Predilecta, justo por su compromiso con el periodismo social", como apuntó Coca de Armas en su intervención.

Precisamente, Ayala reveló durante su introducción que fue su designación como Hija Predilecta "el empujón definitivo que me animó a escribir este libro". "Me apetece contarles por qué se me cruzó el cable y me embarqué en esto. Y es que yo no sé vivir en la orilla, yo sólo sé vivir dentro", sostuvo la autora, que incluye en el libro una amplia introducción donde desgrana estas motivaciones y, además, reivindica la importancia del periodismo social en el presente.

Y es que el diálogo que ha trenzado Ayala con las realidades más duras de los más desfavorecidos ha marcado una trayectoria que ha encadenado a generaciones de lectores, que encontraron en el altavoz de sus columnas un espejo de sus propias inquietudes. "Durante todo este tiempo he visto tanta miseria, tanta gente viviendo al límite, pero, al mismo tiempo, ayudándose y colaborando entre ellos para salir adelante, que me he emocionado mucho recordando esas historias a través de las columnas", confesó la autora, quien manifestó que "yo no he hecho otra cosa en la vida que contar lo que pasa en esta ciudad, que contar lo que le pasa a la gente".

Periodismo militante

Entre sus compañeros de batalla, el periodista Javier Durán, redactor jefe y director del Club LA PROVINCIA, recordó que "esta es una profesión de muchos sinsabores, pero también de muchas alegrías" y que asistir a la presentación de Historias Prestadas era evocar "aquellos años de trabajo en la redacción de LA PROVINCIA, donde Marisol Ayala fue una de las primeras personas que encontré".

Por su parte, los caminos de Cira Morote y Marisol Ayala se cruzaron hace 16 años entre esas mismas paredes, cuando la primera se estrenaba como redactora en prácticas. "El mundo se ha vuelto del revés y ahora soy jefa de sección. Y cuando llama para darme o un tema, pienso: qué suerte tienes, Morote, por tener a los Ayala y porque quieran escribir en tu periódico", relató en un emocionante discurso, donde también hizo varios guiños al periodista Miki Ayala, hijo de la homenajeada, sentado en primera línea del acto, al que también acudieron Francisco Orsini, director general de Editorial Prensa Ibérica en Canarias; Guillermo García-Alcalde, consejero de Editorial Prensa Ibérica; Antonio Cacereño, director de LA PROVINCIA; Israel Reyes, director de Clapso Producciones; o la concelaja Inmaculada Medina, entre otros asistentes.

Asimismo, Morote destacó en su intervención que "el libro que hoy [por ayer] sale a la luz está preñado de esbozos de vida, pero no de las vidas de ricos y poderosos, sino de la existencia de la gente sencilla. Porque Marisol siempre se pone de parte del débil, ella se moja. No sabe de medias tintas. Ejerce el periodismo militante, apasionado, comprometido, a pie de calle, el periodismo que hace grande esta profesión y por el que muchos decidimos que valía la pena dedicarnos a esto".

Además, señaló que "su implicación personal, ese ir volando bajito que dio nombre durante tantos años a su columna, le viene devuelta en forma de cariño y también de noticias. Porque ella es de esas periodistas a la que llaman para contarle cosas, que dejan huella, que son parte de la familia, de esas que escuchan, porque de eso se trata este negocio, de escuchar".

En este sentido, también Coca de Armas destacó que, tal como le recordó un amigo hace unos días, "Marisol hace un periodismo de andar por casa. Pero dicho no en término peyorativo, todo lo contrario: quiero decir que es un periodismo que entra en las casas, que a todos les llega, jóvenes, mayores, más estudiados o menos. Por eso, entra en las casas, penetra en el corazón y a todos conmueve".

Así, durante su intervención, la protagonista desgranó casos y anécdotas de sus 15 años de denuncia de los atropellos sanitarios en el sistema público de Canarias; sus enfrentamientos con los camellos en barrios marginales para denunciar la lacra de la droga; los terribles casos de asesinatos de jóvenes y de niños robados; madres desesperadas ante esta pérdida, que luchan para salir adelante; y el periodismo de investigación de la red de pederastia tejida por el karateka Fernando Torres Baena y plasmada en La secta de l kárate, coescrito con su hijo.

"Con su periodismo social y humano ha denunciado todos los horrores e injusticias que desgraciadamente acontecen con asiduidad, pero los episodios los más alegres e ilusionantes", concluyó De Armas, "porque ella no sabe pasar de puntillas por lo que considera una buena historia".