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Entrevista

"Dudo mucho de que se pueda enseñar sin transmitir valores"

"Hay muchos deberes estúpidos; si se le pusieran a un adulto tras el trabajo, habría una sublevación", señala el pedagogo y maestro, Javier Bahón Gómez

Javier Bahón Gómez. LP / DLP

Javier Bahón Gómez, maestro y pedagogo, encontró su "elemento" en la innovación del sistema educativo desde la experiencia, la preparación y la reflexión.

¿Enseñar es lo mismo que educar?

Debería contestar que no y decir que enseñar, lo que antes llamábamos instruir, no conlleva la parte más personal e interpersonal que sí entendemos en educar. Sin embargo, dudo mucho que se pueda instruir ni enseñar sin transmitir simultáneamente valores, modelos de ser y actuar, ejemplos personales y emociones. Quien defienda que el colegio enseña y la familia educa no está siendo fiel a la realidad.

Repetimos como un mantra que la educación en España es un desastre. ¿Qué parte de culpa tienen docentes y familias?

Los países de la Unión Europea decidieron que lo más útil en el desarrollo de las capacidades de los ciudadanos sería enfocarlo hacia diversas competencias clave como por ejemplo ser capaces de comunicarnos adecuadamente, aprender a colaborar con los demás o desarrollar un pensamiento crítico y creativo. Todo ello varió el rumbo de la educación anterior que ponía todo su énfasis en la memorización. La OCDE, consciente de que muchos de los conceptos quedan obsoletos, recomendó esta vía que no equivale a dejar de aprender contenidos fundamentales, sino que además busca que el alumno aprenda a utilizarlos realmente en su vida.

Gardner, en su teoría de las inteligencias múliples, no calibró el peso de la nueva 'inteligencia digital'. ¿Cómo cree que afectan los teléfonos, apps y pantallas a los niños?

Sin entrar en profundidad, esos dispositivos en su mayor medida lo que hacen es proveernos de información más rápidamente, o bien de explicaciones audiovisuales que suponen una buena ayuda para aprender y comprender. En ningún caso debemos equivocarnos y pensar que eso es el objetivo final. Aquello que deba ocurrir en el cerebro humano no tiene sustituto de momento.

¿Ha cambiado mucho el trabajo de los maestros?

La tarea de los docentes de hoy es crear oportunidades para que los alumnos resuelvan problemas y situaciones de la vida a partir de la información que se puede hallar en internet. La información no es el objetivo, sí lo es el saber cómo gestionarla para aquello que necesitas en tu vida.

¿Qué hacer cuando tu hijo de cinco años levanta los ojos del móvil y te dice que quiere estudiar neurociencia a la vez que te anima a comprar en Amazon y a buscar en Google? ¿Lo estamos haciendo mal?

Recuerdo a mi madre, mujer de la posguerra, diciéndome que no leyera tanto cuando era niño y joven; que me iba a "trastornar". Para las nuevas generaciones las tecnologías son herramientas comunes al alcance constante. A nosotros nos puede chocar, asustar y crear dudas y preocupaciones, pero es lo que hay. Como siempre, las reglas no pueden generalizarse y las mejores son las que dicta el sentido común, enriquecido por un poco de formación y lecturas especializadas.

¿Alejar el arte y las humanidades de los programas educativos resta desarrollo a esas inteligencias múltiples?

Alejando todas las artes y humanidades mutilamos al ser humano. En eso la escuela es torpe hasta el infinito, pero todo es consecuencia de unos modelos que han ido ganando terreno y para muchas personas hoy no sería concebible de otra manera. Desandar este modelo que califica a unas áreas y disciplinas como prioritarias y entierra a otras es costoso pero totalmente necesario.

¿El talento se diluye en las aulas?

Una de las consecuencias del sistema actual es la cantidad enorme de jóvenes que quedan fuera, apodados como "fracasados", cuando en realidad tienen verdaderos talentos, aunque sea en aquello que la escuela ha desbancado. En esto sí que el fracaso absoluto es de la escuela. Quien lo paga son los propios individuos y la sociedad que los pierde.

¿Si usted fuera ministro de Educación cuáles serían las dos primeras medidas que adoptaría?

Abolir todo lo que huela a politización de la educación y disminuir la burocracia al mínimo. Con ello generaría centros educativos y profesionales que creasen grandes proyectos educativos y más tiempo utilizable para lo realmente importante, que obviamente no es rellenar un papel, sino estar junto a un niño que nos necesita.

¿Según sus teorías, quién es un buen estudiante?

Una persona con mucha curiosidad y empeño por aprender, que se esfuerza para lograrlo y está satisfecho con lo que consigue. Todo ello puede volcarse en ser un gran biólogo, un diseñador de interiores entregado o un actor que realmente emocione con sus interpretaciones. Nada de ello depende sólo del estudiante. El profesional debe saber cómo lograrlo. Es lo que se pide a cualquier profesor, que consiga realizar su función, tanto cuando las condiciones son favorables como cuando se complican.

¿Y los deberes?

Hay muchos deberes estúpidos que si se les pusieran a un adulto que acaba su jornada laboral, provocarían una sublevación en toda regla. También hay tareas enriquecedoras. Los deberes repetitivos generan un rechazo al cerebro y difícilmente ayudan a generar curiosidad e interés por aprender. Si se busca que el niño desarrolle hábitos hay muchas otras opciones.

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