"Es absolutamente normal que volcanes activos registren enjambres sísmicos como el que este fin de semana se ha registrado en el volcán Cumbre Vieja". De forma tajante se muestra Involcan en su página de Facebook. Además, añade que este tipo de procesos "no ocurre todos los años en Cumbre Vieja y hay que prestarle el seguimiento necesario y suficiente para evaluar su evolución, máxime cuando Cumbre Vieja se ha caracterizado por un sistema volcánico activo con una especie de calma sísmica significativa durante los últimos años".

El Involcan añade, atendiendo a su experiencia sobre el estudio de las emanaciones difusas de dióxido de carbono en sistemas volcánicos activos, así como la de otros colegas expertos en este campo, que los "cambios significativos en la emisión difusa de dióxido de carbono pueden detectarse o registrarse con meses e incluso años antes de que volcanes activos puedan experimentar un proceso de reactivación volcánica".

Como ejemplo, el Instituto menciona el caso del proceso de reactivación volcánica de El Hierro, que finalizó con una una erupción en octubre de 2011 y donde se registraron cambios en la emisión difusa de dióxido de carbono ya en el 2004 y 2006; unos cuantos años antes de la erupción de El Hierro de 2011.

En el caso de Cumbre Vieja, añaden, "nuestro grupo de investigación lleva monitorizando este parámetro para la vigilancia volcánica desde hace 20 años, y durante las campañas científicas de 2011 y 2013 detectamos cambios significativos en la emisión difusa de dióxido de carbono en Cumbre Vieja, alcanzándose registros que llegaron a superar las 1.500 toneladas diarias".

Estos cambios significativos, como consecuencia de procesos de inyección de fluidos magmáticos, queda "muy refrendado por los cambios registrados en la emisión de helio-3 en La Palma que confirman esta observación", concluye.