"Nos hemos quedado solos y rodeados de humo". Zoraida Alonso no pudo dejar de repetir ayer estas palabras de indignación ante "la falta de medios" para apagar el fuego en el pinar de Guía de Isora. Sentada en una silla en la terraza de su negocio, el bar Aripe, miraba con desesperación hacia el aire a la espera de que sonara un ruido de esperanza: el de los aeronaves. "El martes no vino ni un avión a apagar el fuego, y es una situación indignante", dijo mientras señalaba hacia el Barranco de Tágara.

Los ojos de la empresaria lo decían todo. Con una mirada de desolación, aseguró que en la madrugada de ayer el frente de fuego era una imagen dantesca y los cambios de la dirección del aire provocaron que la situación se agravara. "El viento sube por la montaña de día, pero por la noche baja, lo que hizo que el humo llegara a Chirche y a Aripe y dejara un olor muy fuerte en el pueblo. Nos avisaron de que tal vez deberíamos desalojar nuestros hogares por la humareda, porque aquí viven muchas personas mayores y entiendo que a ellas les pueda afectar", agregó.

Alonso es una de las tantas vecinas que llevan días sin dormir. "La cosa está muy mal y nos hemos visto solos", reiteró. "El alcalde ha pedido ayuda y no ha venido nadie, y el fuego se podía haber apagado en Tijoco Alto. Ahora, en el Barranco de Tágara, no se puede hacer nada", explicó.

Aunque muchos vecinos no pudieron aguantar las lágrimas ante el infierno que presenciaban, la joven treinteañera guardaba la compostura y, con su voz y su mirada firmes, dijo: "No es lógico que no hayan llegado efectivos". "Entiendo que hay dos municipios en peligro, pero hay que compartir medios".

En frente del bar de Alonso, tres setentones se refrescaban bajo la sombra de una higuera para intentar escapar de los 38 grados que hacían al mediodía a la vez que analizaban el panorama. Dos estaban sentados en un banco de madera y uno permanecía de pie mientras murmuraban entre ellos y miraban para la montaña. Uno de ellos comentó con indignación: "Aquí no se cuenta nada. Ni siquiera se ve la televisión autonómica". "Antes, la gente salía de los pueblos a ayudar y ahora no nos dejan ni mover una piedra", añadió Santiago Gorrín. El amigo que permanecía de pie se unió a la conversación y, con el mismo tono de Gorrín, agregó: "Decían que había 11 aviones pero yo no he visto ninguno".

En el último punto de acceso para la gente de a pie estaba Otilia González y su hijo Gabriel. La familia regenta un bar desde hace 34 años y es tan famoso que a esa zona de Guía de Isora se la conoce con el nombre del establecimiento: Las Estrellas. Precisamente, eso fue lo que no se vio anoche en esa parte del Sur de Tenerife.

Las enrojeció el fuego que ardía a unos cuatro kilómetros del negocio. Allí se cobijaron medios de comunicación, personalidades públicas y vecinos. Entre el bullicio del gentío, González reconoció con ojos cansados que estaba nerviosa por lo que podía pasar, mientras que su hijo le decía: "No creo que tengamos que desalojar".

Si el caserío de Aripe pudo estar al pie del cañón durante el día de ayer, unas 250 personas de Chirche y El Jaral decidieron hacer la maleta e irse a otro sitio como medida de prevención debido al humo que llegó en la madrugada. Pero mientras unos iban, otros venían, como en el caso de los vecinos de Taucho y La Quinta, en Adeje, que regresaron a sus hogares.