Un perro, mezcla de las razas pit bull y stanford americano, atacó y mordió la noche del pasado miércoles a un hombre en la calle Centella, en el barrio de San José, en Las Palmas de Gran Canaria. La víctima, con una edad entre 40 y 50 años, sufrió heridas de carácter menos grave en la parte posterior del muslo de la pierna derecha, por lo que fue trasladado al Hospital insular de Gran Canaria. El can estaba amarrado, pero con libertad de movimientos, según indicaron fuentes municipales.

Los hechos ocurrieron en torno a las 23.30 horas de anteayer en la mencionada calle Centella. La Policía Local de la capital grancanaria fue alertada de que un perro atacaba a un hombre. Cuando llegaron los policías al lugar, el herido era llevado por varios vecinos a la calle Carrillo, transversal y muy próxima a la antes citada. Unos ocho hombres intentaron rescatar al varón atacado por el perro, que según testigos, era muy agresivo.

Una ambulancia de soporte vital básico del Servicio de Urgencias Canario (SUC) se trasladó al lugar. El personal sanitario del SUC asistió al herido, al cual evacuó, ya estabilizado, al Hospital Insular de Gran Canaria. El hombre que sufrió la mordida es, al parecer, familiar de una vecina de la calle.

Los agentes tuvieron que reducir al perro con un sedante ante la imposibilidad de controlarlo. Después, el animal fue trasladado a dependencias municipales y muy probablemente su destino será el Albergue Insular del Cabildo. Mientras tanto, los policías y la veterinaria de Salud Pública investigaban ayer para conocer quién es el propietario. La veterinaria pretendía ayer comprobar si el animal tenía o no el chip, el circuito integrado en miniatura que está obligado que lleven los perros, donde figuran los datos relacionados con su propietario.

Este ataque fue motivo de comentarios entre vecinos y foráneos del barrio de San José. Sin embargo, muchas personas consultadas respondían: "No vivo aquí, no sé nada". "Me lo han comentado, pero no sé exactamente cómo fue".

Un vecino de la calle Celeste, que prefirió el anonimato, aseguró que "ese perro es de la calle, de todos. Es noble y tranquilo, por lo general. Hemos jugado con una pelota con él y con los niños en la plaza, junto a la iglesia, y no pasaba nada. No sé bien cómo fue y qué pasó para que se comportase tan agresivo. Al oír gritos, bajé de casa, con una porra, pero yo, como los otros, no nos atrevíamos a acercarnos más porque temíamos que nos mordiera y nos destrozase".