Consternación, lágrimas, tristeza y sorpresa eran ayer palpables entre los familiares, vecinos y amigos por el fallecimiento repentino e inesperado en el municipio de Santa Lucía de Tirajana de Alberto, que el pasado lunes había cumplido los 26 años.

Este vecino de el barrio El Canario estaba durante la tarde de ayer durante la reforma que hacía del piso de sus abuelos -Adela y Antonio-, el cual se encuentra en la esquina de las calles Picasso y Sevilla, en el barrio de Balos. Alberto falleció tras sufrir una descarga eléctrica, y quedar inconsciente, cuando manipulaba unos cables en dicha vivienda. La intención de este joven y de su pareja era reformar el piso e ir a vivir juntos en él, junto al hijo común que tienen de una año de edad aproximadamente.

Este trágico suceso ocurrió unos minutos antes de las cinco de la tarde en la planta baja de este edificio que da a las calles Sevilla y Picasso, como indicó el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes)-112.

Tras la llamada de alerta al Cecoes-112, al lugar antes indicado acudieron dos ambulancias del Servicio de Urgencias Canario (SUC), una medicalizada y otra de soporte vital básico, así como los Bomberos del Consorcio, del parque de Arinaga, y agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil.

Los bomberos aseguraron el lugar para poder asistir al afectado, que se hallaba en una zona de difícil acceso. Al parecer, según testigos, estaba trabajando con un martillo eléctrico, había levantado el suelo, y se encontraba dentro de un hoyo. El personal médico y el sanitario del SUC atendieron de inmediato al afectado, realizando las maniobras de reanimación. Sin embargo, el médico tuvo que confirmar su muerte por las lesiones por la electrocución.

Por su parte, los agentes del instituto armado se hicieron cargo de la investigación de los hechos, así como de las diligencias correspondientes con la autoridad judicial. Los agentes custodiaron el cuerpo del fallecido hasta que llegó la autoridad judicial que dio la orden de levantamiento del cadáver, el cual fue trasladado al Instituto de Medicina Legal para realizar la autopsia.

Al lugar acudieron operarios de la compañía eléctrica para llevar a cabo las gestiones pertinentes, así como para aplicar las medidas necesarias para garantizar la seguridad en el inmueble.

La sorpresa era evidente entre los testigos por la tragedia ocurrida. "Son buena gente", aseguró una mujer en la plaza próxima al edificio donde fue la muerte de Alberto. "Realmente yo conozco a sus abuelos, Antonio, que murió hace cuatro meses, y a Adela, que ahora fue a vivir con la hija a El Canario", agregó. "Ha sido muy desagradable presenciarlo todo, ver cómo lloraban en una calle cortada y llena de efectivos de emergencias", comentaron otros dos vecinas.

Por su parte, un grupo de vecinos de la calle Sevilla comentaban con tristeza todo lo pasado. "No lo conocíamos porque él es de El Canario. Es una pena todo lo que ha sucedido; tan joven, con un hijo", comentó un portavoz de ellos.