La aglomeración y entrada masiva de peregrinos que participaban en el rito musulmán del Hajj, o gran peregrinación, se saldó ayer con la muerte de al menos 717 personas y 863 heridos. La avalancha se produjo a las afueras de la ciudad saudí de La Meca. Se trata del mayor desastre ocurrido en los últimos 25 años en el transcurso de ese acto religioso, en el que participan unos tres millones de musulmanes. La tragedia de ayer se desencadenó apenas dos semanas después de que el derrumbe de una grúa matara a otro centenar de personas en la Gran Mezquita de esa ciudad santa del islam.

Según explicaron fuentes de Defensa Civil saudí en un comunicado, la causa de la tragedia fue el aumento en el flujo de peregrinos y la entrada repentina de un gran número de ellos hacia la zona donde se disponían a realizar un ritual.

Los fieles se dirigían desde sus campamentos al lugar en el que debían cumplir con el rito de la lapidación de las tres columnas que simbolizan las tentaciones del diablo, durante el tercer día de la peregrinación.

El titular de Sanidad saudí, Jaled al Falah, subrayó que "la aglomeración y el incumplimiento de las instrucciones (por parte de los peregrinos) fueron las causas del accidente". Además, muchos fieles "caminan en dirección contraria" y realizan los rituales "fuera de los horarios establecidos", agregó. En la cadena pública de televisión Al Ekhbariya también afirmó que "numerosos peregrinos se ponen en marcha sin respetar los horarios" que fijan los responsables de la gestión de los ritos.

Según el ministro, algunos de los heridos fueron trasladados a las ciudades de Yeda y Taif para proporcionarles "todos los servicios médicos y asegurarse de que estén cerca de sus familiares".

Al Falah aseguró que Arabia Saudí está tratando con "total transparencia las informaciones que ofrece a sus ciudadanos y a todos los países del mundo" y que se anunciará posteriormente la cifra definitiva de víctimas.

Antes de las declaraciones del titular de Sanidad saudí, el portavoz del departamento de Defensa Civil había atribuido la estampida a un choque entre dos grupos de peregrinos que llegaron al mismo tiempo a un cruce en Mina, a una decena de kilómetros al este de La Meca. Según su comunicado, difundido en las redes sociales, un grupo entraba y otro salía de la zona conocida como Jamarat, donde siguiendo la tradición los fieles apedrean simbólicamente al diablo.

Se trata de uno los momentos culminantes del Hajj, que coincide con la Fiesta del Sacrificio (Eid al Adha), la más importante del islam.

Las autoridades indicaron que la zona donde tuvo lugar el incidente fue reabierta al tránsito y que los peregrinos pueden volver a circular por ella para seguir realizando los rituales de la peregrinación.

Un total de tres millones de personas participan estos días en el importante rito religioso, que es uno de los cinco pilares del islam junto a la shahada (profesión de fe), la limosna, la oración y el ayuno en el mes de Ramadán.

Por su parte, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, responsabilizó ayer de esta tragedia ocurrida ayer a Arabia Saudí, donde perdieron la vida al menos 125 personas de nacionalidad iraní. "El Gobierno saudí está obligado a asumir su gran responsabilidad en este amargo accidente y cumplir con sus obligaciones conforme con el imperio de la Justicia y la Equidad", manifestó Jamenei en un mensaje difundido en su pagina web.

Jamenei, clérigo chií, apuntó que "la mala gestión e inapropiadas medidas" tomadas por las autoridades saudíes "fueron factores que provocaron esta tragedia y no deben pasarse por alto".

De otro lado, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se mostró ayer "entristecido" por las consecuencias de esta estampida junto a La Meca. Stoltenberg indicó que el que la muerte de esos peregrinos musulmanes haya ocurrido cerca de La Meca y durante la Fiesta del Sacrificio, el Aid al Adha, "la hace todavía más trágica", según un comunicado. El líder aliado transmitió sus condolencias a las familias de las víctimas y a las 863 heridos en la estampida.

"Rindo tributo a los cientos de salvadores, voluntarios y profesionales que están ayudando a salvar vidas y aliviar el sufrimiento", agregó Stoltenberg, que también envió su solidaridad al rey saudí, Salman bin Abdelaziz, el cual ordenó revisar los planes de seguridad para el Hajj.

Esta avalancha sucedida ayer jueves en las cercanías de La Meca es la peor tragedia de estas características ocurrida no sólo en la ciudad santa del islam sino en el mundo desde 1990, cuando 1.426 personas murieron por asfixia y aplastamiento en el interior del túnel que une La Meca con Mina.

Según explicó entonces el Ministerio del Interior saudí, en el puente que conduce al túnel se aglomeraron 50.000 peregrinos, cinco veces el doble de su capacidad. Un fallo en el aire acondicionado ocasionó los primeros desmayos por asfixia y la consiguiente estampida.

Sin embargo, hubo varias tragedias más. En 1975 al menos 200 peregrinos murieron en un gran incendio en un campamento. Otros 343 perdieron la vida el 15 de abril de 1997 a causa de otro fuego, también en un campamento.

El 31 de julio de 1987, murieron 402 personas en un enfrentamiento entre fieles chiíes iraníes que participaban en la peregrinación y las fuerzas de seguridad.

Finalmente, el 5 enero de 2006 al menos 76 personas perecieron al derrumbarse un hotel de siete plantas.