El despacho de un abogado peruano que fue fiscal en su país fue el escenario ayer de un triple crimen en Usera, un barrio de inmigrantes de Madrid, donde murieron dos empleadas de origen sudamericano y un cliente ecuatoriano.

El suceso tuvo lugar antes de las seis de la tarde -hora canaria- cuando los servicios de emergencia acudieron alertados por un supuesto incendio, pero cuando han entrado al inmueble, ubicado en el número 40 de la calle Marcelo Usera, se encontraron con una realidad diferente. Un hombre de 42 años y de nacionalidad ecuatoriana yacía en uno de los despachos con un hachazo en la cabeza y al lado de un pequeño incendio con papeles y libros. Al parecer se trata de un cliente del bufete.

En otra de las dependencias, dos mujeres, una de ellas según los vecinos cubana y de nombre Marisa, de 35 años y conocida en el barrio porque repartía propaganda del despacho. Ambas empleadas se encontraban también en el suelo, una de ellas degollada y la otra con un golpe en la cabeza. Ninguna de las dos está identificada oficialmente, aunque la otra mujer podría tener 31 años, apuntan las fuentes consultadas. Al igual que en el caso del cliente, en la sala donde se hallaban los cadáveres de las mujeres también había otro pequeño incendio. Según los servicios de emergencia, los tres fallecidos estaban parcialmente quemados.

Fuentes de la investigación señalaron que el lugar del triple crimen es un despacho regentado por un abogado que en su día ejerció como fiscal en Perú y que llevó causas de secuestros y tráfico de drogas, entre otras.

La Policía logró localizar al peruano, que no se encontraba en la oficina en el momento del suceso y al que interrogaron los agentes de Homicidios que se hicieron cargo de la investigación, mientras que efectivos de la Policía Científica recogieron muestras y vestigios en el lugar de los hechos.

Las mismas fuentes reconocieron que se trata de un caso complicado que puede tardar en resolverse, y no descartan que el móvil del triple homicidio esté relacionado con un ajuste de cuentas o una vendetta. Un trágico suceso que causó consternación en un barrio del sur de la capital elegido por muchos inmigrantes para vivir, entre ellos latinoamericanos y chinos.

De hecho, el despacho escenario del triple crimen se dedicaba a cuestiones de extranjería al igual que otro ubicado dos números más allá de la misma calle, en la que se congregaron unos 200 vecinos, en su mayoría latinos y chinos, que no podían creer lo que había sucedido.

Algunos de las congregados coincidieron en afirmar que una de las víctimas, la de origen cubano, era una mujer muy simpática y querida en la zona.