La explosión en una vivienda, que estaba en la tercera planta de un edificio situado en la calle Alonso Quesada, en el casco de Agüimes, se saldó ayer lunes con la vida de Elena C. M, de unos cincuenta años, natural del municipio. Además provocó que dicho piso quedara prácticamente en escombros, sin techo, ni fachada, y causó otros daños materiales en las otras viviendas del inmueble y en el edificio colindante. No hubo heridos, ni afectados por la deflagración, ni por el incendio posterior, que terminó por calcinar la vivienda.

Durante toda la tarde los Bomberos del Consorcio estuvieron buscando a Elena C. M. bajo los escombros. Pronto descubrieron algunos restos de la mujer, pero no sería hasta las 22.45 cuando su cadáver pudo ser retirado.

La explosión sorprendió al tranquilo vecindario del casco de Agüimes pasadas las 13.20 horas. El piso, situado en la calle Alonso Quesada, formaba parte de un bloque de viviendas sociales cuya construcción data de 1955.

Tras las llamadas de alerta al Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes)-112, al lugar acudieron tres unidades de los Bomberos del Consorcio de Emergencias, del parque de Arinaga; agentes de la Guardia Civil del Puesto de Agüimes; al menos una ambulancia del Servicio de Urgencias Canario (SUC); y agentes de la Policía Local. Posteriormente, también acudieron miembros de la Comandancia de Las Palmas del instituto armado, así como el juez de guardia de Telde.

Con la deflagración, cayó parte de la fachada del inmueble. Los sillares y cascotes se precipitaron sobre un vehículo que estaba aparcado delante del inmueble y acababa de dejar su propietaria.

Los bomberos intervinieron en un primer momento contra las llamas, para después comenzar las labores de búsqueda de personas atrapadas en el edificio. Mientras, los agentes de la Benemérita y de la Policía Local se hicieron cargo de garantizar la seguridad en la citada calle y aledaños, desalojando a los vecinos de cuatro edificios.

En un primer momento, la conmoción y el miedo eran evidentes entre las decenas de vecinos que se acumulaban en los alrededores, con la ansiosa necesidad de saber qué había pasado y si había fallecidos o heridos. Con el paso de las horas, se fue recuperando la normalidad. Sólo faltaba por saber el paradero de la vecina Elena C. M., que vivía sola del tercero derecha del número doce de la calle Alonso Quesada, el hogar siniestrado. Allí residió su madre, Maruca la comadrona, que falleció hará unos ocho años, y que era muy conocida en el pueblo . Tras extinguir las llamas, la búsqueda de los bomberos entre los escombros de lo que había sido la vivienda se prolongó durante horas.

Los vecinos de los demás pisos del inmueble se llenaban de impaciencia por saber cuándo podían entrar a sus casa. La calle estaba acordonada y los inquilinos de otros tres edificios de dicha calle no podían acceder a sus domicilios. En algún, caso los guardias civiles o bomberos acompañaron a varias vecinas a recoger algunas pertenencias personales y objetos de primera necesidad, tales como medicinas.

Sobre las 17.20 horas, el turismo que registró importantes daños por la caída de la fachada fue desplazado del lugar para dejar paso al tractor que, pasadas las 20.00 horas, derribó la parte de la fachada que quedaba en pie para mayor seguridad. Se repitieron las entradas y salida de los bomberos y de los miembros de la Comandancia de Las Palmas. Los operarios municipales colocaron vallas.

Sobre el origen de esta explosión, los investigadores no adelantaron anoche hipótesis o supuestos, si bien numerosos testigos aseguraron que habían visto a Elena C. M. con una garrafa de gasolina, procedente de la estación de servicio, después de haber tenido una discusión con una vecina y haber ido al centro de salud. Una de las hermanas de la fallecida, que había sido denunciada en numerosas ocasiones por los vecinos por daños y amenazas, no quiso hacer declaraciones. El cadáver de Elena abandonó el edificio poco antes de las 23:00 horas.